El diputado liberal Carlos Portillo quiso aprovechar esta situación y llegar más tarde aún para evitar a los medios de comunicación.
Sin embargo su llegada a la sala de sesiones se retrasó más cuando le comunicaron que los medios acreditados a la Cámara Baja lo esperaban en el pasillo de ingreso a la plenaria.
Portillo subió desde su oficina que se encuentra en planta baja hasta el cuarto piso pasadas las 11.00 y lo hizo custodiado por seis guardias.
De esta manera, a las corridas y a los empujones logró evitar a los periodistas y entró a la sala de sesiones sin dar declaraciones.
Portillo está procesado por tráfico de influencia, tras la difusión de un audio en el que se lo escucha hablar de un pago de USD 3.000 para lograr una resolución judicial y la semana pasada se salvó de perder su investidura.