“Podrán hablar de arrepentimiento, de llanto, de su libertad, pero la única víctima es, fue y será Fernando Báez Sosa, asesinado a golpes”, publicó en su cuenta de Instagram Graciela Sosa, madre del joven asesinado a golpes por un grupo de rugbiers a la salida de un local nocturno. Su publicación se produjo minutos después de las declaraciones realizadas por Máximo Thomen, uno de los ocho condenados por el crimen del joven Báez Sosa, desde su lugar de reclusión para el programa Telenoche, del Canal 13 de Argentina.
A 4 años del crimen del joven Fernando Báez Sosa, ocurrido en Villa Gesell, en Argentina, rompió el silencio Máximo Thomsen, de 24 años, condenado por el crimen a cadena perpetua, y relató que su compañero Enzo Comelli fue quien le pegó por primera vez a Fernando Báez Sosa, porque este le golpeó a Matías Benicelli.
El sentenciado también dijo que Báez Sosa le pegó a Matías Benicelli, porque le estaba separando al hijo de paraguayos de otra persona, con quien se estaba peleando. Sin embargo, dejó en claro que él también le golpeó a Fernando.
“No tenía intención de que pasara eso. Yo entré a tirar patadas, no tenía noción de lo que estaba haciendo. Sabía que me estaba metiendo en una pelea, en mi cabeza solo pasaba eso. Yo no pateé a Fernando en la cabeza”, manifestó el rugbier.
Evidencia. Al respecto, la madre de Fernando cuestionó el argumento de Thomsen y su descargo lo volvió a hacer a través de las redes sociales, donde expuso que la zapatilla (champión) de Thomsen fue presentado como una de las principales evidencias por la Fiscalía durante el juicio, ya que el calzado tenía rastros de sangre de Fernando, según informe de la pericia. También se comprobó que el rostro de Báez Sosa quedó marcado con la suela de la plantilla del champión de Thomsen.
En una de las historias que publicó Graciela en su perfil está la foto del champión de Máximo Thomsen con rastros de sangre que fue presentado como prueba durante el proceso judicial. Junto a la imagen, la mujer puso la frase de: “Nunca olviden que es la sangre de mi hijo... Es imposible perdonar lo que hicieron”.
Posteriormente, Graciela agregó otra historia con una foto familiar con otro mensaje dirigido a los responsables de la muerte de Fernando con la frase: “Podrán hablar de arrepentimiento, de llanto, de su libertad, pero la única víctima es, fue y será Fernando Báez Sosa, asesinado a golpes”.
Patada. Thomsen también habló de una patada que se dio a Fernando cuando ya estaba en el piso inconsciente y que fue filmada por testigos y usada como prueba, negando que sea él el que dio ese golpe. Dijo que la patada del video que dan a la víctima es de Ciro Pertossi, pero dijo que luego se confirmó que esa patada no llegó a impactar. “Siempre dijeron que esa persona fui yo y claramente no lo era”, expresó.
Manifestó que no recuerda mucho, solo que entró pateando. Pero aseveró que nunca se quiso esconder de lo que pasó. “Que nos culpen por lo que pasó, no por lo que dicen que pasó. Yo estuve ahí, le pegué, pero nunca quise que esto terminara así. Es difícil, es un cargo de conciencia, es una persona igual que nosotros, con las mismas ideas, joven, y cargar con la conciencia que fue culpa de nosotros, mía también, de todos, nadie quiso que esto pasara. Ninguno quiso que esto terminara como terminó, es una vida y nadie es quién para quitarle la vida a otra persona”, dijo entre lágrimas, luego de quebrarse.
Ocho rugbiers fueron condenados por el asesinato de Fernando Báez
El pasado 22 de marzo la Justicia argentina confirmó las condenas de los ocho rugbiers por la muerte de Fernando Báez Sosa. Se trata de Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli, sentenciados a condena perpetua por ser considerados coautores del homicidio agravado.
En tanto que Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi, considerados partícipes secundarios, fueron condenados a 15 años de prisión. Los magistrados recalificaron la sentencia original al considerar que no hubo alevosía.
Los condenados jugaban juntos al rugby en la localidad de Zárate, en la provincia de Buenos Aires, y se encontraban en la costa atlántica argentina de vacaciones.
La noche del 18 de enero discutieron e intentaron pelear con Báez Sosa y sus amigos en el interior de la discoteca ‘Le Braque’, ambos fueron echados a la calle y una vez que el personal de seguridad reingresó al local, emboscaron y mataron al joven.
En su versión de los hechos, Thomsen recalcó que su ataque en grupo se produjo después de que Báez Sosa se burlara de ellos. Posteriormente, los condenados le propinaron patadas y puñetazos al joven –grabadas en parte por las cámaras de seguridad de la zona– en la cabeza, el abdomen y la mandíbula, generándole un paro cardíaco y la muerte.
Fernando Báez Sosa vivía en Buenos Aires con sus padres, Graciela Sosa y Silvino Báez.
Durante el juicio, se comprobó que Máximo Thomsen, después de matar, recibió un mensaje que decía “caducó”, que confirmaba que Fernando había muerto, fue a cambiarse de ropa y luego salió a comer una hamburguesa.
“Nunca olviden que es la sangre de mi hijo (Fernando)... Es imposible perdonar lo que hicieron”. Graciela Sosa, mamá de Fernando.