Con mucha emoción, una radiante sonrisa y lágrimas en los ojos, Aurelia González de Cañete llegó para renovar su promesa a la Virgen de Caacupé, como lo hace desde hace 40 años. Ella es madre de 13 hijos, de los cuales 11 aún viven y también son devotos.
“Hace poco más de un año, el médico me dijo que tenía cáncer y debía operarme. Puse en la mano de Dios y de la Virgen esa situación. Finalmente no me operé y, en mayo pasado, me dijeron los médicos del Hospital del Cáncer en Areguá, que mi enfermedad desapareció", comentó.
La mujer llegó este año en compañía de su esposo y una de sus hijas. Su fe en la Virgen hace que cada víspera llegue hasta la Villa Serrana.
Desde hace un par de años, doña Aurelia usa un manto azul cuando llega hasta la Basílica, ya que no puede peregrinar a pie, por problemas en la rodilla. Sin embargo, expresó que mientras viva cumplirá con esta tradición.
Para la promesera, la Virgen de Caacupé es señal de milagros e insta a los jóvenes a que no decaigan en su fe.
Festividad de Caacupé
Durante las festividades de Caacupé, cientos de miles de peregrinos paraguayos y extranjeros arriban hasta la capital espiritual, en el Departamento de Cordillera. Ahí se sitúa la Basílica Menor, construida en honor a la Virgen Serrana, considerada la patrona de la fe de Paraguay.
La peregrinación central se da entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre, previa a la misa central.