En este sentido, las pastorales sociales apuntaron entre las causas del deterioro ambiental en el Paraguay a “la criptominería, los monocultivos, desvío y contaminación de los cauces hídricos y humedales, explotación minera contaminante, vertederos de basuras sin consideración del impacto ambiental”.
“No se puede negar la crisis climática; es real”, expresa el documento, que advierte sobre la “inusual aceleración del calentamiento del planeta, con una velocidad tal que basta una sola generación –no siglos ni milenios– para constatarlo”. Los participantes señalaron que los impactos golpean principalmente a las poblaciones más vulnerables.
El manifiesto recuerda que “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental”. Por ello, exhorta a aplicar medidas integrales que combinen mitigación del cambio climático y adaptación para reducir el impacto sobre los pobres, “para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”.
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El texto también cuestiona a las instituciones públicas señalando un creciente malestar en la población por ''los pecados de acción u omisión de sus autoridades, que no responden a su juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional”.
''Vemos y sentimos la debilidad y, en muchos casos, la corrupción de las instituciones democráticas de la República en los tres poderes del Estado y en el Ministerio Público para proteger el bien común frente a los intereses particulares’’.
Si bien reconocen que “hay funcionarios públicos honestos y correctos”, afirman que “las instancias de decisión están subordinadas a los poderes fácticos”.
De cara a la cumbre climática COP30 en Belem do Pará, Brasil, el manifiesto se suma al llamado del papa Francisco a “pensar en el bien común y en el futuro de sus hijos”. Los participantes piden un compromiso ciudadano más firme. “Consideramos que la ciudadanía organizada debe tomar conciencia de la gravedad de la situación y exigir que las autoridades cumplan y hagan cumplir la Constitución y las leyes. Dios y la Patria se lo demandan”.
El pronunciamiento plantea por último que la salida requiere cambios profundos además de una verdadera conversión ecológica, que implica ''cambios en los estilos de vida, en los modos de producir y en la manera de consumir”.