El cine español logró también un trofeo ex aequo: El Premio del Jurado, que compartió Sirat, la road movie de Oliver Laxe, con la alemana Sound of Falling, de la joven realizadora Mascha Schilinski.
Tras una jornada de cierto nerviosismo por un apagón en la ciudad y en el sureste de Francia, debido a un sabotaje de la red eléctrica, la ceremonia se celebró con normalidad, con una sala entregada a la humildad y firmeza de Panahi, un director que ha sido acosado, torturado y encarcelado por el gobierno de su país.
Un simple accidente, rodada en clandestinidad, narra el encuentro fortuito de un hombre que cree reconocer a su torturador en las calles de Teherán.
“Creo que este es el momento de pedir a todos los iraníes, con todas las diferentes opiniones, en Irán o en el mundo: Dejemos a un lado (...) todos los problemas, todas las diferencias, lo más importante en este momento es la libertad de nuestro país”, declaró el cineasta, de 64 años, al recibir el premio de manos de la actriz Cate Blanchett.
“Nadie tiene el derecho a decirte lo que tienes o no tienes que hacer”, prosiguió.
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Encarcelado en dos ocasiones, Panahi pudo acudir a Cannes por primera vez en 15 años para recibir el galardón, junto a todos sus actores y actrices.
El agente secreto, un thriller político ambientado en 1977, obtuvo una vibrante recompensa doble, que recogió el propio Mendonça Filho.
El actor Wagner Moura, que interpreta a un profesor que se enfrentó a la corrupción en su ciudad de Recife, a donde vuelve, a pesar de todos los peligros, estuvo ausente.
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Kleber Mendonça Filho forma parte a sus 56 años del reducido círculo de cineastas habituales del certamen, con un cine que bebe al mismo tiempo del realismo mágico y la militancia política.
El agente secreto es la tercera película con la que competía en Cannes, después de Bacurau en 2019 y Aquarius en 2016.
“Creo que Cannes es simplemente la catedral del cine en este planeta”, declaró el director.
Cine brasileño
Moura, de 48 años, es uno de los rostros más conocidos del cine brasileño a nivel internacional, gracias a películas como la policial Tropa de élite (2007) y en particular por la serie televisiva Narcos.
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El cine brasileño logra así otro éxito importante tras el histórico Oscar a la Mejor Película Extranjera que obtuvo Walter Salles este año con Aún estoy aquí.
Otro rostro habitual en la Croisette es el del cineasta español Oliver Laxe, nacido en Francia, hijo de migrantes gallegos.
Es la cuarta vez que Laxe participa en Cannes, y siempre se llevó algún premio.
En esta ocasión, gracias a una película mística pero a ritmo de música tecno, rodada con el actor español Sergi López y un grupo de ravers (fans de las fiestas de música electrónica) no profesionales.
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Sirat cuenta cómo un padre busca a su hija desaparecida, en el majestuoso pero peligroso desierto marroquí.
El premio a la Mejor Actriz en este festival que dio amplio espacio a las protagonistas femeninas (10 de 22 películas en competición) fue a parar a Nadia Melliti, de 23 años, por su primer papel en el cine.
La petite dernière, de Hafsia Herzi, narra la historia de una joven musulmana que descubre su homosexualidad.
Y Cannes acentuó su rol de escaparate de temas sociales con el premio al guión a los hermanos belgas Dardenne por Jeunes mères, sobre un grupo de adolescentes madres solteras.
El homenaje al mundo del cine vino con el gran premio otorgado al noruego Joachim Trier y su conmovedora Sentimental Value, sobre un padre cineasta que busca el reencuentro con sus hijas. Y con la abstracta Resurrection, del chino Bi Gan, premio especial, una especie de homenaje a la libertad de soñar y al cine.
Fuente: AFP.