“¿Constituyente? Constituyente, no; rebelión, sí. Eso no lo podemos permitir, hay que parar a esta dictadura”, dijo Silvia Heredia, de 34 años, mientras rociaba agua con bicarbonato a jóvenes afectados por gases lacrimógenos “para mitigar” su efecto. Heredia marchó al frente de la multitud que intentó, en vano, llegar a la sede del poder electoral. Ayer se cumplieron 54 días continuos de protestas que exigen la salida de Maduro, mediante comicios presidenciales anticipados. La frustración se nota en muchos manifestantes, que al observar al líder opositor Henrique Capriles caminar junto a ellos, le increpaban: “Capriles, ¿y entonces? Esto no funciona, ¿hasta cuándo?”.
“Esto es una lucha de resistencia. Esto es como el muro de Berlín, hay que golpear y golpear, tan, tan, tan, hasta que se cae”, les respondía el dirigente. La marcha lució desorganizada: se dividió y muchos no sabían qué ruta tomar. Como siempre ocurre cuando los opositores intentan llegar al centro de Caracas, policías y militares dispersaron con chorros de agua a presión. afp