El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, resaltó este domingo el Evangelio según san Juan, en el cual Jesús durante la Última Cena dijo a sus discípulos que su mandamiento es que “se amen unos a otros como yo los he amado” y pensando en el sacrificio de la cruz ya inminente agregaba: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos”.
Recordó que Jesús dio la vida por sus amigos, quienes no lo habían comprendido y en el momento crucial lo abandonaron, lo traicionaron y renegaron. Agregó que, en ese ambiente, Jesús estaba despidiendo a sus discípulos, a quienes quiso apasionadamente.
“Quien ama como Jesús vive aliviando el sufrimiento, vive secando las lágrimas de la gente. Los Evangelios recuerdan como Jesús captaba con su mirada el sufrimiento de la gente, los miraba y se conmovía el Señor cuando veía gente sufriendo, gente abatida o como ovejas sin pastor, rápidamente se ponía a curar a los más enfermos o alimentaba con sus palabras”, expresó.
Valenzuela aseguró que aquellos que aman como Jesús aprenden a mirar los rostros de las personas con compasión.
Además, dijo que Jesús sabe estar junto a los más desamparados, no le falta que se lo pidan, hace lo que puede por curar sus dolencias, liberar sus conciencias o contagiar esa confianza.
El amor a Dios se realiza en el amor al prójimo
“Hoy nos muestra el camino para seguirle, es el camino del amor; su mandamiento no es un simple precepto que permanece siempre como algo abstracto, como una idea, como una ilusión, algo exterior a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo, porque él lo realizó y le puso carne al amor y así esa ley del amor se escribe de una vez para siempre en el corazón del hombre”, expresó.
Mencionó que Jesús mostró claramente que el amor a Dios se realiza en el amor al prójimo y que “la palabra de Jesús nos llama a amarnos unos a otros”, incluso sino siempre nos entendemos, y no siempre estamos de acuerdo, pero que es precisamente allí donde se ve el amor cristiano, un amor que también se manifiesta si existe diferencia de opinión, o de carácter, pero el amor es más grande que estas diferencias.
Los gestos que obedecen al mandamiento
Dijo que son muchos los pequeños y grandes gestos que obedecen al mandamiento, gestos pequeños, de todos los días, de cercanías, por ejemplo a un anciano, a un niño, a un enfermo, a una persona que vive sola y con dificultades, a una persona que ha quedado sin hogar, sin casa que ha perdido tal vez por el temporal o la subida del río.
También a gente que quedó sin trabajo y, sobre todo, la cercanía a un adicto, que calificó como un problema bastante complejo en estos momentos.
“Gestos de cercanía, la proximidad, el que está a tu lado, en estos gestos se manifiesta el amor que Cristo nos enseñó”, agregó.
Comentó que a veces “un simple te extraño, cambia todo” y que el orgulloso, el soberbio, puede llegar a estropear una linda relación de amor porque la comunicación ahí desaparece y crece una barrera entre las dos personas.
“Hermano, la vida es tan corta para ser egoísta, así que ama, es gratis, gratis recibiste y gratis tienes que darlo”, concluyó.