Brasil registró el martes un récord de 137.103 casos de infección en las 24 horas previas, según datos oficiales, con 351 fallecidos, muy lejos aún del récord de 4.249 muertos anotado el 9 de abril de 2021.
Los casos del martes están por debajo de los 150.106 infectados que se registraron el 18 de setiembre, pero ese día la suma incorporó 92.614 positivos atrasados que por distintas razones no habían sido anotados en 2020 y 2021.
Al igual que en el resto del mundo, los brasileños se vieron impactados por el amplio despliegue de la nueva variante de coronavirus, el ómicron, que, aunque genera efectos más leves a quienes están vacunados, tiene una expansión más amplia. El despliegue de esa variante representó un traspié en los intentos de las autoridades de Brasil para ir levantando las medidas sanitarias para evitar un contagio mayor, especialmente ante las fiestas de carnaval, programadas para finales de febrero.
Aunque tanto Río de Janeiro como São Paulo ya anunciaron previamente que cancelarán los llamados carnavales de la calle, sí se mantienen, de momento, los desfiles en los respectivos sambódromos.
Ayer, la Alcaldía de São Paulo anunció el protocolo sanitario que regirá para el sambódromo de Anhembi, que incluye para sus asistentes un comprobante de vacunación y una ocupación al 70% del aforo. Además de ello, tanto las personas que desfilen en el sambódromo de Anhembi como los espectadores deberán estar cubiertos con mascarillas, algo obligatorio en las calles de São Paulo, pero que cada día se respeta menos en la ciudad más poblada de Brasil. EFE