04 oct. 2025

Ni héroes ni villanos

Gloria Ayala Person, presidente de la ADEC.

La realidad de nuestro país tristemente se aleja de los datos macroeconómicos para sentirse en las familias que se debaten en la pobreza. El sector empresarial debe asumir que no siempre se han hecho bien las tareas, por eso tenemos solo un 17% de los trabajadores con cobertura de IPS; un 23% aportan a un sistema de pensiones y se estima un 60% de economía informal.

Como resultado de esta realidad se debe evitar la polarización para encontrar un espacio de dialogo y de construcción. Reflejo de estos extremos es la “crisis de los camioneros”, la cual surge en su propia cadena de generación de valor, donde no se han respetado acuerdos entre intermediarios, dueños de camiones y los chóferes, dejando a los camioneros en la incapacidad de reclamar adecuadamente los cumplimientos, debido a que trabajan mayoritariamente en la informalidad económica.

Desde la ADEC invitamos a una mirada integral de la problemática y hacemos un llamado al diálogo, pues llegar a acuerdos sostenibles solo es posible sobre la base del reconocimiento de la dignidad del trabajo, la reconstitución de las confianzas y el respeto a los acuerdos. No se pueden construir consensos desde el sitial de privilegios mal adquiridos, pues su respuesta proporcional es la inequidad socio económica, la cual es real y medible.

No podemos permitir actos extorsivos, como tampoco se puede defender la legitimidad de los reclamos cometiendo actos ilícitos que deja a la población de rehén, poniendo en peligro la calidad de vida de los ciudadanos y trabajadores, atentando contra el bien común. Reconocemos el derecho a reclamar el cumplimiento de lo pactado, pero no a costa del derecho de la ciudadanía. No se puede anular la libre circulación. No podemos permitir que se reclamen derechos incumpliendo la ley.

Respetar derechos y cumplir acuerdos es la base desde la cual es posible generar riqueza de manera honrada y sostenida. Para ello se debe garantizar un marco de seguridad jurídica, que garantice la justicia y conde los actos de corrupción. No se defiende a quienes operan impunemente con actitudes prepotentes. Esta conducta perjudica la noble vocación del empresario y atenta contra los que hacen política de manera honesta y comprometida.

Si la centralidad de la persona se constituyera en la base de nuestro actuar y de nuestras decisiones, entonces desde la labor empresarial aportaríamos a la construcción de una sociedad más prospera y humana, donde la transformación socio económica del país contribuiría a la disminución de la brecha de inequidad.

Agradezco la gota que colmó el vaso, pues gracias a ella se plantean acciones de transformación que mejoran la calidad de vida de las personas, sin embargo, es de valientes e inteligentes aprender de experiencias ajenas, duelen menos y son menos costosas. ¿Qué otras fallas de mercado deberíamos identificar y modificar antes de que las incomodidades lleguen a extremos que nos perjudiquen a todos?

Que nuestras intenciones y acciones manifiesten el querer de Dios.