AFP
El mundo despidió ayer con un funeral de reyes a Francisco, el “Papa de los pobres”, ante la esperada presencia de 400.000 personas y de dignatarios como Donald Trump, Javier Milei y Felipe VI.
Su entierro en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma puso fin a los 12 años de pontificado del primer Papa latinoamericano, que defendió sin descanso a los migrantes, el medio ambiente y la justicia social.
Desde el amanecer, miles de devotos se reunieron frente a la Plaza de San Pedro para asegurarse un buen puesto cuando abrieron los accesos a las 06:00 (04:00 GMT). Algunos llevaban banderas de sus países, otros exhibían fotografías de Francisco en banderolas.
“Cambió la Iglesia, la visión de todo. Incluso fuera de la religión, se comunicó y juntó a mucha gente, defendió a los enfermos, a los sin hogar, a los pobres, a los animales”, dijo Andrea Ugalde, llegada de Los Ángeles.
“No fue solo el Papa, fue la definición de lo que es un ser humano”, agregó la mujer de 39 años.
Durante tres días de capilla ardiente, 400.000 personas rindieron tributo al Pontífice argentino, algunas esperando incluso hasta altas horas de la madrugada.
“Vemos tanta gente (...) Esto muestra de cuántas formas ha destacado el papa Francisco”, dijo Jean-Roger Mounguengui, un gabonés de 64 años, que acudía al funeral junto a su esposa.
El fervor popular comparte protagonismo con las decenas de presidentes, monarcas y primeros ministros que acudieron a la misa funeral, en especial el estadounidense Trump, el argentino Milei y el ucraniano Volodimir Zelenski.
Trump alabó un hombre “fantástico” que “amaba el mundo”, pero con quien chocó desde 2016 por su entonces promesa de erigir un muro en la frontera con México y por su más reciente política de expulsar migrantes.
FUERA DEL VATICANO
Francisco fue enterrado –al final de cortejo fúnebre– en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Centenares de miles lo despidieron en las calles de la capital italiana al Pontífice, venido del “fin del mundo”, que puso a los desfavorecidos en el corazón de la Iglesia Católica.
Su entierro, el primero de un Papa fuera de los muros del Vaticano desde León XIII en 1903, pone fin a 12 años de un pontificado marcado por la defensa de los migrantes, el medio ambiente y la justicia social.
“Vino a hacer una revolución en la Iglesia Católica”, aseguró Gabriela Bracamonte, que viajó desde Argentina para la canonización suspendida de Carlo Acutis, el primer santo milenial. “Era un santo en vida”, agregó.
Para su último viaje, su féretro recorrió las calles de la Ciudad Eterna a bordo del papamóvil, pasando frente a lugares emblemáticos como el Coliseo, en un soleado día de primavera.
Al menos 400.000 personas siguieron la jornada de despedida en las calles de la capital italiana y en la Plaza de San Pedro del Vaticano y sus alrededores, donde tuvo lugar la misa funeral.
“Soy católico, pero no practicante, y por primera vez me sentí representado por el papa Francisco, más allá de ser argentino, por todo lo que hizo”, aseguró a la AFP Diego Borigen, un informático argentino de 33 años de vacaciones en Roma.
ÍNTIMA INHUMACIÓN
Su inhumación se celebró en cambio en la intimidad, en presencia de familiares del primer Papa latinoamericano.
Su tumba es fiel a la imagen de sencillez que se labró; de mármol procedente de la zona del norte de Italia, de donde era originaria su familia, y con “Franciscus” como única inscripción.
El público podrá visitarla a partir del domingo.
Ante decenas de dignatarios mundiales, como Donald Trump, el cardenal decano Giovanni Battista Re destacó sus “innumerables” esfuerzos en defensa de migrantes y refugiados, del Mediterráneo a México.
“Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos” y prestó “especial atención” a “los últimos de la tierra, los marginados”, subrayó el purpurado durante la homilía.
Otra de las luchas del Santo Padre también resonó con fuerza en la Plaza, cuando Estados Unidos intenta lograr un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, en guerra desde febrero de 2022.
“Elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles” a las guerras, agregó Re, entre aplausos del público.
El fervor popular por el jesuita argentino llevó a que muchos fieles llegaran de madrugada para asegurarse un buen puesto en el funeral.
Entre el público también se encontraba el australiano Julian Assange, fundador de WikiLeaks, acompañado de su familia para expresar su “gratitud” por el “apoyo del Papa durante su persecución”, según su mujer, Stella.