Gustavo A. Olmedo
Los mosaicos son obras elaboradas con pequeñas piezas de piedra, cerámica o vidrio de diversas formas y colores. Se trata de una técnica milenaria. Si bien, no es un arte muy desarrollado en Paraguay, Asunción y alrededores cuentan con obras en mosaicos que embellecen espacios públicos.
La obra de referencia es la de Laterza Parodi (1915-1981) y Josefina Plá (1903-1999), en una de las fachadas del edificio del IPS, sobre Pettirossi, titulada Familia del obrero (1959).
Otra destacada es la preparada por el portorriqueño Celso González, junto a la artista boricua Calma Carmona, en homenaje a José Asunción Flores, en el Mirador de Punta Karapã (Caballero casi Comuneros), en el sitio que fuera la vivienda del creador de la guarania. Se trata del rostro del músico armado con piezas de cerámica, en el marco del festival Latidoamericano. “Me llevaron a Punta Karapã, y fue allí, al conocer de la historia de Asunción Flores, que me inspiré en hacer su retrato, de la época de su juventud, cuando soñaba con sus ideas musicales y políticas”, comenta el artista en contacto con ÚH.
“Como recordatorio del poder que tiene el arte de transformar generaciones..., para mí ha sido un gran orgullo ver cómo se ha transformado ese espacio, convirtiéndose en punto de interés y reunión, rindiendo tributo a tan grande figura”, concluye Celso.
Otra de las iniciativas recientes es la concretada por estudiantes del colegio Santa Caterina da Siena, quienes desarrollaron un proyecto en los muros de la institución, sobre sitios de Asunción. “La obra fue realizada con una forma de mosaiquismo llamada trencadís. Es una técnica iniciada por el arquitecto Antonio Gaudí a fines del siglo XIX. A partir de un proyecto del área de artes plásticas se buscó valorar la historia de la ciudad. Realizamos un recorrido por los sitios más emblemáticos”, señala la Lic. Nelly Aquino, encargada de la iniciativa artística junto con Liz Pacheco.
Aquino considera que esta modalidad del arte permite la expresión colectiva. “Es una gran contribución a la expresión artística y puede utilizarse como espacio de denuncia social, simple decoración o comunicación, como en este caso, de lo bello que nos rodea, como reconocimiento de la pertenencia a un lugar y a una historia particular”, afirma.
Valor. “El mosaiquismo es una técnica interesante, que exige mucha minuciosidad, ya que se trabaja con pequeños trozos de piedras para ir armando el diseño de la obra y escalas de colores”, opina, por su parte, la artista Adriana Villagra, reconociendo que son pocos los impulsores de la técnica en nuestro medio.
Justamente, una de las artistas conocedoras de esta técnica en Paraguay es Cecilia Quiñones, quien estudió Bellas Artes en Buenos Aires y se especializó en mosaico romano en Ravenna, Italia.
“El mosaico artístico no es una técnica muy difundida porque es aún nueva en nuestro país; nunca formó parte de nuestra cultura y de nuestra historia”, indica la joven artista, que en el 2016 llevó adelante el proyecto Mosaicopy, con el objetivo de realizar murales de mosaico en diferentes puntos del centro capitalino
“El mensaje de Mosaipy era ecológico, pero también apuntaba a promover el mosaiquismo y valorizar el centro de Asunción. Nunca está de más el arte urbano; ayuda a promover el arte, la cultura y el turismo... Considero que es fundamental difundir y aplicar más la técnica de mosaico en nuestra ciudad”, agrega Cecilia, quien también lleva adelante el taller Bizantino Mosaicos, donde se puede aprender esta técnica y sus diferentes aplicaciones.