“Quizás la catequesis no fue suficiente o quizás dentro de la familia no se ayudó a los hijos a respetarse mutuamente y entonces es muy tarde cuando llegan a ser mayores y ocupan cargos muy importantes. Y allí recién queremos pedirles que vivan en paz, que se reconcilien, y ya es muy tarde”, dijo monseñor Claudio Giménez.
Llamó a enseñar desde temprano que los hijos “se respeten y sepan que todos tienen el derecho de vivir dignamente como ciudadanos y como hijos de Dios. Ya es tarde, si no se hizo lo que se tenía que hacer”, prosiguió haciendo alusión a la educación y formación desde el seno del hogar.
El obispo emérito remarcó que “seguir a Jesucristo no es fácil, pero tampoco es imposible”. “Si él está pidiendo seguir el camino, él es el camino”, reforzó.
Monseñor Claudio Giménez habló de lo importante que es tener en cuenta que, a nivel personal y nacional, se construya un Paraguay mejor.
“No podemos esperar que todo venga de arriba. Muchas cosas han mejorado, pero falta mucho más. Paraguay es un país grande y el pueblo debe hacer que este país mejore. En lo personal, tenemos que ser constructores de nuestro pueblo; no solo tenemos que esperar. Nosotros tenemos que hacer que se levante nuestro país”, encomendó.
El obispo emérito de Caacupé mencionó que, a nivel personal y como cristianos católicos que somos, tenemos que ir cambiando y mejorando para que alguna vez veamos la gloria.
Con relación al Evangelio, reflexionó que él nos trajo paz y que se sabe perfectamente cuando en misa se escucha “la paz sea contigo”. Evidentemente, llama la atención lo que ocurre cuando lo seguimos de verdad dentro de la propia familia, en barrios o comunidades.
Explicó lo que ocurre cuando se rompe esa paz dentro del propio seno familiar.
División familiar. “Dentro de la propia familia encontramos divisiones de nunca acabar. Entendemos que Jesús quiere encender el mundo por el lado del amor. El amor enciende los corazones y lleva al perdón mutuo, la tolerancia, la comprensión y otras virtudes que son necesarias para el comportamiento mutuo en la vida cotidiana y ciudadana”, enfatizó.
Agregó que ese reino de paz dice claramente que Cristo anuncia todos los valores que vino a implantar, a inaugurar él, y encontramos valores que pueden ayudar a esa paz que busca Jesús. “La paz de él es mucho más profunda, tiene raíces eternas”, resaltó monseñor Giménez.
También mencionó sobre la expresión curiosa, rara, donde aparece la mala formación y que debemos esforzarnos en enseñar desde temprano. R.G.