Dicen que llegar a esa condición para un ser humano es lo más costoso. Uno tiene que haber perdido todo orgullo, capacidad, rebeldía y ganas de luchar por uno mismo y los suyos para entregarse a la condición de pedigüeño. Admitir que un país rico como el nuestro disfrace las donaciones con la expresión de “créditos no reembolsables” es el comienzo para acabar admitiendo que los donantes pongan sus administradores porque saben que nuestros gobiernos son ladrones como hicieron los japoneses con la construcción del Hospital de Clínicas. Hemos perdido tanta dignidad que pagamos a organizaciones extranjeras como el PNUD, OEI o FAO un 5% para que administren incluso nuestros recursos para que se robe menos. Los palacios de Justicia se construyeron con ese esquema y las semillas del Ministerio de Agricultura se repartieron de esa manera. Paraguay es un país digno con gobiernos mendicantes y corruptos.
Esta semana volvió el tema con una pequeña donación de la UE para los temas educativos firmados en un convenio con el Gobierno paraguayo que ahora con una ley con claro sesgo electoral pretende dejar sin vigencia. Esto resume todo lo malo en materia de educación, de discusión y de sentido de país. Si en verdad esos recursos eran para dar de comer a nuestros niños es ya de por sí indignante, y si era por los supuestos contenidos que como caballo de Troya querían colocar en las mentes de nuestros niños, más lamentable aún. Y peor que se haga con el argumento de que nadie debe meterse con nosotros en asuntos de plena soberanía. La palabra repetida como un mantra viene de la boca de muchos manifestantes que, financiados por políticos venales, ganaron las calles al tiempo que retiraban de Western Union las remesas que sus parientes les envían mensualmente de Argentina, EEUU o España. En realidad, los planes académicos ya deberíamos haberlos hecho nosotros luego de haber enviado 5.000 maestros al exterior a estudiar maestrías y algunos doctorados y más aún después del fracaso de la reforma educativa. La cantidad de talento y conocimientos acumulados y despreciados es inconmensurable. El problema no es ni con la plata ni su origen, sino con el increíble akanêísmo (ignorancia) que rodea a los que cortan el bacalao de la educación.
Los responsables del fracaso encuentran en este tema la coartada perfecta. Ninguno es culpable ni responsable de nada, sino de quienes admitieron una donación europea que no alcanza ni tres semanas de robo comprobado de las arcas del Estado. La mejor forma de reivindicar soberanía hubiera sido escuchar de nuestros legisladores que el nuevo presupuesto buscará reducir por lo menos el 50% del robo, lo que en dinero significa más de 800 millones de dólares anuales, mientras nosotros estamos discutiendo sobre 38 millones de euros para dar de comer a nuestros hijos. Ni los mendigos de la India admitirán una cosa como esa.
Partidos políticos vaciados de contenido, con referentes manejados por el dinero del contrabando o el narcotráfico, no pueden mentar a los Caballero, Pane, Mallorquín o los Ayala, porque no pueden sostener sus ideas con la vida que llevan. Se toman de lo que sea para disimular la ausencia de conocimiento, carácter y testimonio de vida. Se cuelgan por oportunismo lamentable Rocío Vallejo y Sebastián Villarejo. Se los creía con más carácter y firmeza. Mendigos disfrazados de cinismo, mentira y oportunismo. No les importa nada a los Cartes, Riera y otros que firmaron esos acuerdos y se regodean orgullosos de su valor. Menos les interesa mejorar una educación cuyo severo problema es tener alumnos de sexto grado sin saber leer ni escribir. El tema es el dinero de afuera y el hipotético contenido de la currícula. Pobre Paraguay. Un país rico con una clase dirigente mendiga, harapienta e ignorante. Lo peor de todo es que los volverán a votar. Tavy la ñande problema.