Las calificaciones de riesgo constituyen una herramienta utilizada por inversionistas para tomar decisiones sobre la compra de bonos y para realizar inversiones.
Básicamente muestran la capacidad del país para cumplir sus obligaciones financieras en tiempo y forma, entre las que se encuentran las derivadas de la emisión de bonos soberanos. Cuanto mejor sea la calificación de un país, mejor posicionamiento internacional tiene para emitir bonos en condiciones más favorables.
Recientemente la calificadora internacional Fitch mantuvo la nota de riesgo respecto a Paraguay en BB+ con tendencia estable, en el marco de su última revisión sobre la situación de nuestro país. Las calificaciones de Paraguay reflejan su historial de políticas macroeconómicas “ampliamente prudentes y consistentes”, pero también señalaron que existen limitaciones por “indicadores de gobernanza débiles.
Cada empresa calificadora tiene sus propios métodos y utiliza información que puede diferenciarse en algunos aspectos, pero en la mayoría de los casos incorporan en sus análisis tanto variables económicas como sociales y políticas.
En este último caso, se incluyen la estabilidad macroeconómica y la persistencia del crecimiento económico en los últimos años como factores positivos, pero se observan como debilidades la volatilidad del PIB y los indicadores de gobernabilidad.
Además de estas históricas debilidades evidenciadas en múltiples indicadores o informes internacionales desde hace décadas, el informe de la calificadora incluye algunos importantes riesgos que podrían afectar a un retroceso en la calificación.
El documento llama la atención sobre la falta de medidas claras para lograr los objetivos de reducción del déficit público y la vigencia de los parámetros establecidos en la ley de responsabilidad fiscal.
El nuevo Gobierno señaló que no apelará al aumento de impuestos para hacer frente a las obligaciones del endeudamiento y el financiamiento de los rezagos en el desarrollo apelando a una reducción de la evasión fiscal, mayor eficiencia del gasto y un mayor crecimiento, una mejor administración fiscal y un mayor crecimiento. Sin embargo, la calificadora alerta que las autoridades aún no han esbozado claramente las medidas de apoyo a la consolidación fiscal.
A pesar de las ventajas que implica contar con buenas calificaciones, es necesario ser cautelosos con el significado de este instrumento, siendo necesario considerarlo como uno más de un conjunto de indicadores para analizar de manera comprehensiva y global, la situación económica de un país.
Es alentador saber que Paraguay está por buen camino; sin embargo, no hay que dormirse sobre esos laureles. Todavía tiene mucho que hacer para lograr que buenos inversionistas lleguen al país.
Entre las tareas pendientes se encuentran no dejar impunes los delitos de carácter internacional como el lavado de dinero, el contrabando, el narcotráfico, la evasión y elusión tributaria. Estos problemas ponen la imagen del país por el suelo, impidiendo que lleguen inversionistas con apego a la ley y con estándares éticos elevados. Más bien nos llegan inversores de dudoso pasado y con contratos incumplidos y judicializados en otros países.
Contar con estas altas calificaciones nos debe dar energía para continuar el esfuerzo por la búsqueda de mejores fuentes de financiamiento del desarrollo. Esperemos que el Gobierno cumpla con la promesa realizada al dar a conocer el informe de la calificadora sobre su objetivo de fortalecer el marco institucional.