16 abr. 2024

Médico cuenta cómo es enfrentar al coronavirus dentro del hospital

SENTIMIENTO. El temor a lo desconocido no solo afecta al personal de blanco, también a enfermos. DISTANCIA. El celular permite a internados tener contacto con la familia y hasta para teleconsultas.

Irma Lorena Oviedo

@IrmaLorenita

Al doctor Arturo Battaglia (40), especialista en medicina interna, un día le avisaron que formaría parte del plantel para la atención de pacientes con coronavirus (Covid-19) en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), del Ministerio de Salud Pública (MSP).

El médico, que antes desempeñaba funciones en el Departamento de Docencia, no se sonroja al afirmar que sintió “miedo a lo desconocido” al recibir la noticia del nuevo frente de batalla. Al principio hubo mucha incertidumbre, cuenta. El director, Felipe González, pidió a Arturo Battaglia y otros atender a pacientes con sospecha o con infección por Covid-19 en la sala de aislamiento respiratorio, que se readecuó rápidamente ante el avance del virus en la región.

A contrarreloj el personal de blanco empezó las prácticas sobre las medidas de bioseguridad. La tarea principal era aprender a vestir y desvestir el equipo de protección. “De repente, todo era muy nuevo, teníamos que aprender a vestirnos y a usar ciertas cosas a las que no estamos muy habituados”. Hoy, el doctor Battaglia asegura que ya no siente miedo, pero sí un respeto hacia el virus. “En estos dos meses estamos encontrando el equilibrio, no tenerle tanto miedo, pero sí respeto”.

Hace más de 50 días que se abrió la sala de contingencia y los pacientes que pasaron por allí presentan generalmente síntomas muy leves y con cuadros gastrointestinales. Ahora, el doctor Battaglia pasa casi 10 horas cubierto de pies a cabeza con un traje especial y ya estuvo cerca de los casos fatales por el virus, correspondientes a grupos de riesgos.

“Los casos que estamos viendo, quizás captamos a tiempo, y todos nuestros pacientes salen de alta. Hemos visto casos graves y comparativamente a lo que vemos en las noticias, el comportamiento es bastante parecido”.

El miedo no solo atrapa al personal de blanco, también a los pacientes. “Demanda mucho la presencia del personal, en el sentido de que necesitan que alguien esté cerca a lo mejor por el temor que les pase algo. Son pacientes que entran con mucho miedo e incertidumbre. El otro día me decía un señor: cuando yo vine no sabía si iba a salir o no en una bolsa”, relata.

CONTROL

El doctor Battaglia toma distancia de los pacientes con Covid-19, habla lo justo. “No exponerse innecesariamente”, es la premisa. En cambio, los enfermos necesitan conversar con alguien. Una paciente me decía que se sentía al principio discriminada, recuerda.

Las enfermeras cumplen la labor principal, dice Battaglia, sobre el control de síntomas de los enfermos. El médico se encarga de verificar a los pacientes un promedio de 2 a 3 veces. El cual se refuerza con monitoreo con las cámaras.

Hace más de 50 días que el doctor Battaglia cambió su rutina, para tomar otras medidas de bioseguridad más rigurosas antes de empezar la jornada laboral. Cada día acude al Ineram con una bolsa con prendas para cambiarse para volver a su casa.

La bata de hospital fue reemplazada por el equipo de protección de bioseguridad. Al terminar el día, se cambia y acude a su vivienda, donde vive con su hermana. Él vuelve a su casa a diferencia de otros médicos que tuvieron que alquilar un departamento para estar aislados de la familia.

De 3 a 10 días o más es el tiempo de aislamiento de los pacientes, que ingresan a la internación con sus celulares, lo cual no está permitido. pero es la única vía para el contacto con la familia, sirve para dar informes médicos al enfermo. Incluso, el teléfono inteligente se usa para que la persona con Covid-19 pueda hacer teleconsulta con las nutricionistas.

Ineram no está colapsado como sucede en otros países. “No debemos bajar la guardia”. Hace tres meses que no visita a su padre (70) y madre (67), que viven en Villarrica. Aguarda el día para volver a abrazarlos.

Demanda mucho la presencia del personal. Son pacientes que entran con mucho miedo e incertidumbre. El otro día me decía un señor: ‘Cuando yo vine no sabía si iba a salir o no en una bolsa’.

Los casos que estamos viendo quizás captamos a tiempo, y todos nuestros pacientes salen de alta. Hemos visto casos graves y comparativamente a lo que vemos en las noticias, el comportamiento es bastante parecido. Arturo Battaglia, doctor.

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