La madre había obligado a la niña a entrar con un adolescente de 14 años a una pieza de una precaria vivienda donde vivía, donde la víctima era sometida sexualmente por el menor, mientras que la madre les grababa desde la puerta de la casa, según se confirmó durante el juicio oral y público.
Son cuatro los videos grabados que la propia madre enviaba a su amigo, con quien tendría relación sentimental, aunque el mismo haya negado. Por otro lado, se confirmó, a través de la investigación penal, que la madre también manoseaba a su hija, incluso utilizaba juguetes sexuales con ella.
Pero no solamente enviaba los videos pornográficos a su supuesta pareja, sino que también este le manoseó a la niña en una ocasión, conforme con lo que pudo investigar la fiscala Analía Rodríguez, de la unidad especializada Antitrata de Personas.
Los jueces Serafín González, (presidente), Flavia Recalde y Vitalia Duarte dictaron la sentencia en la mañana del miércoles, tras finalizar el juicio oral y público en el Tribunal Penal de Ciudad del Este.
La madre fue condenada a 22 años de prisión como autora mediata de abuso sexual, pornografía infantil y violación del deber de cuidado. Mientras que su supuesta pareja fue condenado a 15 años de prisión por abuso sexual en niños como autor y pornografía infantil como instigador, lo que en concurso le costó la pena de 15 años de privación de libertad.
Las penas fueron impuestas sobre la base de una ley anterior, que establecía como pena máxima hasta 15 años solamente por el abuso sexual, pero con el concurso de los hechos punibles acreditados y por el alto grado de reproche, resolvieron aplicar 22 años a la madre, conforme a lo explicado por los miembros del Tribunal de Sentencia.
El caso se había denunciado en julio del año 2017, cuando el padre de la víctima accedió a uno de los videos grabados por su ex pareja y fue a denunciar el caso ante la Policía.
Una comitiva fiscal policial se trasladó hasta el distrito donde residían los ahora condenados, en una zona rural, donde se incautaron de los teléfonos celulares que contenían los videos. Estas filmaciones sirvieron como pruebas, para la alta condena.