El rubro más perjudicado es el tomate, debido a que la planta contiene mucha agua y con las escarchas se corta la circulación y el tomate muere, sin importar su etapa vegetativa, según explicó Máximo González, del Consejo Nacional de Productores Frutihortícolas del Paraguay.
Mencionó que esto ocurre con los cultivos que se desarrollan a campo abierto, que se extiende al 80% de la superficie sembrada, mientras que una mínima parte de los horticultores de Caaguazú poseen invernaderos, una infraestructura que representa un alto costo para los productores que están acogotados de deudas y no alcanzan para invertir en la tecnificación de sus parcelas.
Para tratar de aminorar el impacto, los caaguaceños amanecieron quemando cubiertas, una vieja práctica que se realiza para generar un microclima que atenúe la caída de escarchas sobre las plantas.
En el caso de la papa, Nelson Saucedo, de la Asociación Interdistrital de Paraguarí, detalló que todavía se puede recuperar la planta con la aplicación de aminoácidos.
