Esa pasión que genera y rodea a un clásico estuvo instalada antes, durante y después del encuentro entre los tradicionales rivales en el Defensores.
A medida que se acercaban los minutos para el arranque del partido el entusiasmo crecía en gran medida. En las gradas los rostros de los aficionados de uno y otro club estaban llenos de deseos por observar a sus jugadores.
Los hinchas de los equipos más tradicionales de nuestro país se asociaron a la expectativa que se instaló durante la semana. Indudablemente que había un incentivo importante, pues Cerro estaba nada menos que en la punta y partía como favorito. Entretanto, Olimpia tenía la obligación de ganar para seguir en carrera.
Sin embargo, el resultado final de ayer produjo sabores dispares para los protagonistas. El Ciclón se conformó con el punto sumado; mientras que el franjeado quedó muy relegado en la tabla de posiciones.
Cerro estuvo más íntegro colectivamente al iniciarse el enfrentamiento, e incluso Pablo Zeballos, en un par de ocasiones, acercó mucho peligro a la portería rival.
Olimpia esperó al adversario y apeló al contragolpe. Recién después del primer cuarto de hora niveló las acciones en el medio y trató de exponer su fútbol. Luis Caballero apareció con todo su esplendor en el área del Ciclón. La jugada más clara la tuvo Caballero, pero ahí emergió la figura del portero cerrista Diego Barreto, quien hizo gala de su rapidez y alejó el peligro.
El ida y vuelta estuvo a la orden del día. El Decano no sacó provecho de cuatro tiros libres en la cabecera del área. Con este panorama dentro del campo de juego, la impaciencia se trasladó a los cuatro costados del Defensores.
MUCHO ORDEN. En la reanudación, los minutos iniciales pintaron la perspectiva que iba a tener el choque. El ordenamiento de los equipos fue el denominador común en ambas zonas y esta situación obligó a los protagonistas a ser un poco más cautelosos.
Es cierto, Olimpia, por el imperio de la necesidad, fue el que buscó llegar más hasta el área de su archirrival, mas los esfuerzos no tuvieron el peso necesario y además los zagueros azulgranas estaban muy bien parados. En el medio, Javier Villarreal se constituyó en una muralla infranqueable para los franjeados.
OXÍGENO. Con el ingreso de Nelson Romero, Olimpia oxigenó un poco su estilo de juego del medio para adelante. El recién ingresado desbordó en varias ocasiones por el carril derecho, pero sus compañeros no sacaron provecho de las pelotas al área. En una jugada confusa, Cerro se salvó de encajar el gol, pues tras un centro desde el costado derecho, Luis Cardozo en su afán de rechazar tocó la pelota y esta pegó en el poste derecho de Barreto. El balón salió caprichosamente hacia el área grande. A Caballero le faltó un poco de picardía y concentración para empujar el esférico. Cerro también tuvo lo suyo, pues inmediatamente reaccionó, Zeballos convirtió, pero la jugada estaba invalidada por posición adelantada del delantero.
La esencia del fútbol, que es el gol, se negó a participar en la fiesta de la víspera. La conclusión favoreció a Cerro, que sumó y está cerca de un nuevo título. Mientras que Olimpia se estancó.
En la suma total podemos decir que lo mejor de la nueva versión del superclásico estuvo en la parte inicial.
La cifra
875.000.000
de guaraníes es la recaudación que se registró. Constituye el récord en cuanto a ingreso económico en clásicos. La cantidad de pagantes fue de 26.500. Es la primera vez que se da a conocer la renta un día antes del encuentro. Es que las entradas, el sábado ya estaban agotadas por la gran expectativa que generó el choque entre los archirrivales.
DERLIS ORUÉ
Corrió durante todo el partido. Acompañó a los atacantes e incluso tuvo un par de ocasiones como para llegar al gol. Fue el organizador de Olimpia en el medio. Hizo un gran primer tiempo y además trabajó bien en el complemento.