Cada vez que llueve, la sede regional del Poder Judicial se convierte en una verdadera piscina: el agua se filtra por techos, paredes y pasillos, afectando oficinas, despachos de jueces y hasta equipos informáticos.
Las escenas dentro del edificio son lamentables. Funcionarios judiciales, en lugar de dedicarse al trabajo técnico y administrativo, deben improvisar con baldes, escobas y trapos para contener las filtraciones y escurrir el agua acumulada.
Carpetas, expedientes y documentos oficiales quedan empapados o deben ser trasladados de urgencia a sectores “menos mojados” para evitar su pérdida.
El local que actualmente ocupa el Poder Judicial de Santaní es un inmueble alquilado desde hace varios años. Según se sabe, anteriormente funcionaba allí un depósito de materiales de una casa comercial.
Posteriormente, fue reacondicionado de manera precaria para el funcionamiento de las oficinas judiciales, pero los problemas estructurales persisten y se agravan con cada lluvia.
La situación no solo representa una incomodidad, sino un riesgo real para la conservación de archivos y equipos del sistema judicial. En varias oportunidades, los funcionarios denunciaron el deterioro del mobiliario, la humedad permanente y los daños a computadoras e impresoras. A pesar de ello, no se registran avances concretos hacia una solución definitiva.
Resulta paradójico que un poder del Estado, encargado de impartir justicia, funcione en un edificio donde las condiciones mínimas de infraestructura no están garantizadas.
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Esta precariedad refleja la falta de inversión y planificación en una zona que, además, concentra una importante carga de trabajo judicial por la cantidad de casos provenientes del norte de San Pedro.
Autoridades locales y trabajadores del área esperan que, en los próximos años, se asigne un presupuesto para la construcción de una sede propia del Poder Judicial en Santaní, una obra largamente reclamada.
Mientras tanto, la justicia sigue “chapoteando” entre goteras, humedad y expedientes mojados, en un escenario que pone en evidencia el abandono institucional.