“Liliana venía siempre a casa, tocaba el timbre, tenía varios hijitos chiquitos. Su marido había fallecido y ella tenía cuatro o cinco hijitos chiquitos”, relata Susana.
Lili, como la llaman, se dedicaba al reciclaje. Además de darles para su almuerzo diario también recibía ropas y calzados. “Ella venía constantemente”, recuerda Susana.
Con el paso del tiempo y ya cuando el kiosko empezó a funcionar, Liliana fue contratada como ayudante para poder preparar la comida. Tenía un sueldo simbólico.
“Ella es la que sabe también cómo ella encuentra el kiosko y lo encontró como una salvación a su vida. Es también quien le conoce a toditos”.
Según contó, es Lili quien se encarga de ver lo necesario para cada día. También maneja la lista de beneficiarios y conoce a los que suelen ir habitualmente.
Algunos avisan que no tienen todavía nada, pero luego vuelven a comunicarse para avisar que apareció la donación cubriendo lo que faltaba.
“Nosotros decimos que esto es a puro Espíritu Santo, porque en lo que nosotros somos de fe, a veces hay un casamiento en alguno de estos clubes o restaurantes importantes que son cercanos y nos envían la comida para repartir acá”, describe Susana.
Luego de la cuarentena y cuando las actividades empezaron a normalizarse, muchas personas se comunicaron con el Kiosko Solidario. Como la señora Nina había fallecido, querían continuar con su legado, describe la menor de los cinco hijos.
Las donaciones no son guardadas solamente en el kiosko. También cuentan con tres lugares donde son enviadas para su posterior uso.
Las personas que deseen colaborar o acercar las donaciones de provistas o prendas, pueden comunicarse con Susana Stewart al (0981) 886-867 y con Guillermo Stewart en el (0991) 855-822.
Actividades. El Kiosko Solidario Nina agasajó a los niños ayer. Hubo juegos, entrega de juguetes entre otras actividades. Además del kiosko, también hubo agasajos para los niños en hospitales, clubes y numerosos espacios públicos.