Inequidad. El 5,8% de las niñas que asistían al primer ciclo de la Escolar Básica debieron abandonar sus estudios antes de la pandemia, en el 2019. El porcentaje de alumnas que dejó de asistir a las instituciones educativas en este período es mayor al de niños en un 1%, apuntaron desde la Coordinadora por los Derechos de la Infancia (CDIA).
Las labores de cuidado y el trabajo no remunerado que realizan las niñas en el hogar de poblaciones vulnerables son los factores determinantes en el acceso a la educación.
Si bien el análisis corresponde al año previo a la llegada del Covid-19, desde el MEC ya alertaron de un incremento en la deserción escolar desde el año pasado y que se incrementará en este fin del curso lectivo 2022: Asciende a 243.000 el número de estudiantes que no terminarán las clases en sus establecimientos educacionales este 30 de noviembre.
Las labores de cuidado y el trabajo no remunerado son factores determinantes en el acceso a la educación de poblaciones vulnerables.
“La escolarización de niñas y adolescentes mujeres es uno de los principales desafíos sociales a nivel global, ya que las niñas y adolescentes mujeres enfrentan muchos más impedimentos sociales, culturales y económicos al momento de acceder a la educación”, indica el documento presentado por expertos locales.
Más horas. Los indicadores de inequidad entre los géneros en el trabajo no remunerado se observa en el uso del tiempo. Las niñas y adolescentes de 14 a 17 años dedican 23 horas semanales a labores que no son remuneradas; 9 horas más que sus pares varones.
Y de las 23 horas, más de 15 correspondían a trabajos domésticos, totalizando 12 horas más que los niños.
Los datos fueron presentados en la sexta edición de la Semana de ODS e Inversión en la Niñez y Adolescencia.
Salud. Más datos alarmantes expuestos en el evento tienen que ver con el embarazo en niñas y adolescentes entre 10 y 19 años. Dos partos diarios de niñas y adolescentes de 10 a 14 años de edad se mantienen desde el 2013 y continuaron durante el confinamiento, resultado de abusos sexuales. En el primer año de la pandemia, 2.273 adolescentes de entre 15 y 19 años dieron a luz por segunda vez.
Los expertos en el seminario coincidieron en la relevancia que tiene hablar sobre estos temas en todos los espacios, incluidos los de educación, como manifestó el defensor adjunto del área de Niñez y Adolescencia, Édgar Ríos.
Las uniones tempranas y forzadas en Paraguay son igualmente determinantes en esta problemática, de acuerdo a un estudio Plan Internacional y del Fondo de Población de la ONU en el país (Unfpa).
El 80% de las niñas que se encuentran en unión están fuera del sistema educativo formal.
Los expertos criticaron que los recursos para desarrollar programas de prevención son nulos, así como tampoco se aborda la educación sexual en el ámbito formal ni informal. “La educación integral de la sexualidad es vital”, afirmaron.