Esto, durante la homilía de la misa dominical en la Catedral Metropolitana en la que sostuvo que ignorar el clamor de la creación equivale a dar la espalda a Dios mismo, recordando además que los padres de la Iglesia consideraban a la creación como “el primer libro donde podemos leer la manifestación de Dios”.
Martínez insistió en que el deterioro del medioambiente es reflejo de un sistema de injusticia. “La defensa de la tierra es también defensa de los pobres y de las generaciones futuras. Cuidar la tierra es reparar, restaurar y prevenir. Es también mejorar las condiciones de vida en lo que podríamos llamar la ecología humana”, destacó.
Añadió que el modelo actual conduce a “macabros procesos autodestructivos” donde el ser humano y la naturaleza se contaminan mutuamente.
El arzobispo de Asunción también se refirió sobre la influencia de actores que buscan beneficios económicos a costa de “nuestra tierra fértil para buenos sembradíos’’, que pueden convertirse en tierra estéril de cizañeros. ‘‘Cizañeros son los que mercantilizan y corrompen, los venenosos que destruyen la justicia y la paz’’.
El cardenal llamó “al presente vivo del Evangelio y la semilla de un futuro mejor”. No obstante, advirtió que sin un compromiso social y político real para acompañarlos, “se corre el riesgo de hipotecar el porvenir del país”.
En ese sentido, instó a las autoridades y a la ciudadanía a asumir “una triple misión: escuchar la palabra de Dios, custodiar la creación con responsabilidad y acompañar a nuestros jóvenes, para que sean sembradores de esperanza de nuestra patria”.
También se refirió a los catequistas y a la responsabilidad de la Iglesia en la prevención de abusos. “Nuestra misión es asegurar que en las comunidades cristianas reine siempre el respeto, la misericordia, el buen trato y la verdad que vienen de Jesús, del Evangelio”.