Los enfrentamientos coinciden con el inicio de la Pascua católica y la Pascua judía, la Pésaj y se producen después de semanas de tensión en Israel y Cisjordania, territorio ocupado desde 1967 por Israel.
Desde el 22 de marzo, Israel ha sufrido cuatro ataques que dejaron 14 fallecidos.
Un total de “153 heridos palestinos fueron trasladados a hospitales de Jerusalén y decenas fueron atendidos en el lugar”, dijo a la AFP un responsable de la Media Luna Roja palestina.
Por su parte, la Policía israelí informó de tres heridos entre sus efectivos. Según una oenegé de defensa de los presos palestinos, unas 400 personas fueron detenidas.
Los disturbios comenzaron el viernes temprano, cuando varios palestinos lanzaron piedras y las fuerzas de seguridad israelíes respondieron con balas de goma y granadas ensordecedoras hacia los manifestantes.
ALBOROTADORES. Hacia las 04:00, “decenas de jóvenes alborotadores encapuchados”, algunos ondeando la bandera del movimiento islamista palestino Hamás, “iniciaron una procesión” por la explanada de las mezquitas y lanzaron piedras contra el Muro de las Lamentaciones, indicó la Policía israelí.
Omar Al Kiswani, director de la mezquita de Al Aqsa, situada en la explanada, informó de un segundo incidente ocurrido por la mañana que implicaba una intervención de la Policía israelí en el propio lugar de culto.
“La ocupación (nombre dado a Israel por los palestinos) sabe que la mezquita Al Aqsa es una línea roja que no debe cruzarse”, declaró a la AFP.
AL AKSA. Estos enfrentamientos en la Explanada son los primeros que se registran este año durante el mes de ramadán, periodo de ayuno y oración en el que los palestinos musulmanes acuden por millares a rezar en la mezquita Al Aqsa, tercer lugar santo para el islam.
La Explanada de las Mezquitas está situada en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en el este de la ciudad, una parte ocupada por Israel desde 1967 y que los palestinos reivindican como capital de un futuro Estado.
Esta zona de la Ciudad Vieja de Jerusalén es escenario habitual de enfrentamientos entre policías israelíes y manifestantes palestinos.
El año pasado, durante el mes del Ramadán hubo manifestaciones nocturnas en Jerusalén y disturbios en la Explanada de las Mezquitas que avivaron la violencia y provocaron ataques con cohetes y otros proyectiles de grupos armados palestinos desde Gaza hacia Israel, cuyo ejército respondió con una severa ofensiva sobre la Franja.
Hamás, que controla Gaza, vio sus capacidades militares mermadas en los enfrentamientos del 2021 y buscaría mantener el conflicto activo en Cisjordania y Jerusalén, pero no en la Franja, estiman los analistas.
Gaza, donde viven unos dos millones de palestinos, es objeto de un severo bloqueo israelí desde hace 15 años que aísla y empobrece a este territorio. Y cuando el conflicto arrecia, Israel corta los escasos respiraderos de este enclave.
La Unión Europea, Estados Unidos y la Liga Árabe expresaron su preocupación, y el mediador de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland, pidió “una desescalada inmediata” para “evitar nuevas provocaciones por parte de los radicales”.
En el Coliseo Romano el Papa ora por la paz en el mundo
El papa Francisco oró el viernes en Roma por la paz en el mundo durante el sugestivo viacrucis nocturno alrededor del Coliseo romano, marcado este año por la guerra entre Ucrania y Rusia.
“Señor (...) desarma la mano armada del hermano que se levanta contra otro hermano, para que donde haya odio florezca la concordia”, clamó el Papa al término de la ceremonia.
El Pontífice argentino llegó hacia las 21:00 al monumento romano, en donde miles de personas, turistas y religiosos, la mayoría con antorchas, lo esperaban.
Después de haber sido suspendida dos años por la pandemia de coronavirus, el Papa argentino volvió a presidir la ceremonia.
Francisco, de 85 años, asistió al tradicional rito desde la terraza del Palatino, bajo un toldo instalado frente al imponente anfiteatro romano y no recorrió a pie las 14 estaciones que conmemoran el calvario de Cristo hasta su crucifixión.
La redacción de las meditaciones fueron encargadas a varias familias, debido a que la Iglesia Católica celebra el Año de la Familia.
En ellas se habló de las enfermedades, de los ancianos, de la soledad, de la precariedad laboral, de los padres que adoptan hijos.
El Papa escuchó concentrado las meditaciones que hablaban también de los males que aquejan al mundo de hoy. La meditación preparada por dos mujeres de Ucrania y Rusia, invitadas a llevar la cruz en la penúltima estación, generó polémicas en la comunidad ucraniana y fue sustituida por un largo silencio.
“Ante la muerte el silencio es más elocuente que las palabras. Oremos en silencio y cada uno rece en su corazón por la paz en el mundo”, pidió el orador. Pocas horas antes, el Pontífice había reconocido en una entrevista “que el mundo está en guerra” y lamentó que se haya elegido como modelo “el cainismo, es decir matar al hermano”, explicó. AFP