Muchas veces recibimos en la Redacción de ÚH, en las calles o a través de los contactos telefónicos denuncias cotidianas de personas que quieren exponer a otros. Y es que los medios de prensa se volvieron un poder especial también, que ayuda en muchos casos de injusticias o para evidenciar actuaciones irregularidades.
Sin embargo, en ciertos casos existe una insistencia para publicar las denuncias sin conocer la versión del otro o simplemente para atacar, llegando a usar a los medios de comunicación como una especie de garrote, siendo que el fin de la prensa en realidad debe ser poder mostrar todas las aristas de las noticias y que los ciudadanos sean los que saquen sus conclusiones.
Existe una presión muchas veces del propio medio para hacerlo, y en otros casos, presiones políticas, pero finalmente ese no es nuestro objetivo.
Por un lado, el artículo 26 de la Constitución Nacional habla de la libertad de expresión y de prensa y menciona que “se garantizan la libre expresión y la libertad de prensa, así como la difusión del pensamiento y de la opinión, sin censura alguna, sin más limitaciones que las dispuestas en esta Constitución...”. Es decir, que nos indica que también hay límites.
“No habrá delitos de prensa, sino delitos comunes cometidos por medio de la prensa”, dice también el artículo. Tenemos responsabilidad de lo que publicamos y no podemos simplemente responder a un sector que nos quiere usar como agentes de castigo.
Bernardo Díaz Nosty, el periodista español, autor del “Libro negro del periodismo en España”, había escrito que es necesario “blindar la información como un elemento de la democracia”, es decir que no debe contaminarse de “intereses”.
Justamente en el artículo 28 de la Carta Magna también lo dice; que las personas tienen “el derecho a recibir información veraz, responsable y ecuánime”.
La doctora en Filología Coral Bravo, también española, opinó sobre el tema en un medio extranjero y menciona que “llama mucho la atención que sea posible difundir infamias, mentiras, falsedades, y verdaderos disparates de manera gratuita e impune y que, a la vez, haya temas vetados, haya acuerdos tácitos según los cuales de determinados temas no se pueden hablar”.
Finaliza con que la verdadera libertad de expresión sigue siendo una utopía a alcanzar.
¿Por qué quieren marcar una línea a un medio sobre algún tema o noticia? ¿Por qué quieren usar la prensa para su beneficio? Y hablamos de temas políticos y también de temas cotidianos; temas personales, casos privados, valga la redundancia, que piensan que la prensa sirve de garrote o de castigo.
Los medios de comunicación se convirtieron en actores importantes en la democracia contemporánea, convirtiéndose en controladores imprescindibles hasta del propio Gobierno.
Ya no dejemos entonces que la prensa siga siendo usada como vocera de ciertos intereses, blindando a unos y atacando a otros.
Necesitamos que se permita la democracia informativa y de opinión y esto va para todos los que ejercemos la profesión, para quienes dirigen medios, para quienes son los dueños y por sobre todo para los propios ciudadanos y políticos.