La poetisa Ida Vitale obtuvo el codiciado Premio Cervantes 2018, por su “destacado y reconocido” lenguaje y su trayectoria “de primer orden”, anunció ayer el ministro de Cultura español, José Guirao.
Nacida en Montevideo el 2 de noviembre de 1923, dedicó gran parte de su vida a luchar por que la poesía sea “para todos” y no se esconda en la especialización. Crítica, ensayista y traductora, pertenece a la generación dorada de la gran literatura uruguaya de los años 40, posee el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015) y hace apenas dos meses fue reconocida con el Premio Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) de Literatura en Lenguas Romances 2018 por haber “enriquecido la lengua española”.
Federico Perazza, embajador uruguayo en Paraguay, sostiene que el reconocimiento a Vitale es el premio a un Uruguay que desde siempre estuvo asociado a la poesía femenina de excelencia, tal como lo ilustran las obras de María Eugenia Vaz Ferreira, Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini e Idea Vilariño, entre otras tantas. “Ida Vitale es la celebración de la poesía intimista para todos aquellos amantes de este género y de esa literatura. Ella misma ha declarado que ‘la poesía es la intimidad que coincide con la intimidad de otros’”, señala.
El diplomático agrega que con este galardón se premia también al mejor Uruguay, al de la Generación del 45, que precisamente integró Ida Vitale junto a Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, entre tantos otros. “Todos ellos fueron intérpretes y portavoces de un fenómeno social, político y cultural en el Uruguay de mitad de siglo XX, que tuvo una influencia determinante en la identidad intelectual uruguaya”, manifiesta.
TRAYECTORIA. La escritora fue profesora de Literatura hasta 1973, labor que compaginó con la dirección de la página literaria del diario Época o la codirección de las revistas Clinamen o Maldoror. En 1974 la dictadura uruguaya la obligó a exiliarse en México durante una década (1974-1984). En ese país formó parte del consejo asesor de la revista Vuelta, impulsada por Octavio Paz, y fue una de las cofundadoras del semanario Uno-Más-Uno, en 1982. En 1984 regresó a Uruguay, donde dirigió la página cultural del semanario Jaque, y en 1989 se trasladó a Austin (EEUU), donde fijó residencia junto a su segundo marido, el también poeta Enrique Fierro, que falleció en 2016. A su edad participa en destacados jurados literarios. En su última visita a Madrid, en junio de 2017, dijo que “es muy importante que en una cultura haya una figura de referencia, no para acatarla; pero sí para tenerla como referencia con posibilidad de acuerdo o de discusión a buen nivel, y eso es lo que hizo Octavio Paz”.
Sus obras
En su larga carrera Ida Vitale escribió un sinfín de obras, como La luz de esta memoria (1949), que fue su primer poemario, al que siguieron Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Paso a paso (1963), Oidor andante (1972) o Jardín de sílice (1980). La antología Fieles (1976-1982), entre otras. También publicó Procura de lo imposible (1998), Reducción del infinito (2002), Plantas y animales (2003), o El Abc de Byobu (2005).En setiembre de 2010 publicó el poemario Mella y criba, en 2016 aparecieron Sobrevida y Mínimas de aguanieve y el año pasado su Poesía reunida 1949-2015. Entre sus ensayos, destacan Arte simple (1937), El ejemplo de Antonio Machado (1940), Cervantes en nuestro tiempo (1947), La poesía de Basso Maglio (1959), etc. A su edad participa habitualmente en jurados literarios. También ganó el Octavio Paz de Poesía, que compartió en 2009 con Ramón Xirau. Tiene en su posesión el Premio Alfonso Reyes (2014) y el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca (2016).