Andrés Colmán Gutiérrez
Escritor
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Reunir a las más grandes leyendas vivas de la historieta en el Paraguay no es tarea fácil, pero el conocido músico roquero y productor Dany Zayas lo pudo lograr en la noche del miércoles 19 de diciembre, en la sala cultural del Banco Central del Paraguay, durante la primera edición del Mono de Oro, un trofeo para los creadores de la narrativa dibujada, que a partir de ahora se entregará anualmente.
Una estatuilla especialmente diseñada por el escultor Gustavo Beckelmann --que representa a un caricaturesco personaje con el clásico globito de la historieta--, constituye el nuevo premio que permitió congregar a parte de la primera y segunda generación de creadores del llamado noveno arte.
La principal estrella de la noche fue el maestro Robin Wood, el más universal y celebrado de los historietistas paraguayos, considerado mundialmente uno de los mejores escritores del género, creador de personajes que ya son un mito, como Nippur de Lagash, Mi novia y yo, Jackaroe, Savarese, Mark, Amanda, entre tantos otros.
Acabado de llegar de Europa, con algunas de sus más recientes obras editadas en libros en Roma (Dago) y en Barcelona (Joan), Robin y su esposa Graciela Stenico donaron varios ejemplares para lo que sería el futuro primer Museo y Biblioteca de la Historieta en Paraguay.
Además de recibir el trofeo Mono de Oro, Wood fue homenajeado con un retrato a color realizado por el dibujante Kike Olmedo, quien explicó que lo hizo al estilo de las célebres ilustraciones al óleo que realizaba el argentino De la María para las portadas de las revistas D’Artagnan, El Tony, Fantasía y Nippur Magnum, donde se publicaban sus personajes.
<strong> Un personaje de carne y hueso </strong>
La sorpresa de la noche fue la presencia del dibujante Tata, seudónimo artístico del arquitecto Aníbal Ferreira Menchaca, quien llegó acompañado del veterano piloto paraguayo Ivo Recalde, a quien tomó de modelo para crear su personaje Ivo, el piloto audaz, una de las primeras historietas paraguayas que empezó a publicarse en la legendaria revista Farolito, a partir de octubre de 1964.
Tata, quien además fue un gran humorista gráfico en las páginas de la revista dominical del diario ABC Color, en la década del 70, relató anécdotas de lo que significó abrir caminos para el género en una época de mucha censura y autocensura, por la acción represiva de la dictadura stronista.
Otro de los pioneros, Carlos Meyer, quien compartió escuela con Robin Wood en las revista de la Editorial Columba, en Argentina, en los años 70, compartió las muchas satisfacciones que le dio adaptar al lenguaje de la historieta algunas de las principales obras del gran escritor Augusto Roa Bastos, como El trueno entre las hojas, Hijo de hombre y Yo el Supremo, y que el propio Roa quedó gratamente sorprendido por las repercusiones que la versión tuvo entre los jóvenes paraguayos.
Los otros premiados de la noche, como Roberto Goiriz, Nicodemus Espinoza y Kike Olmedo, reconocieron especialmente la deuda que tenían con sus antecesores, sobre todo con Robin Wood, que con su obra estimularon a que una nueva generación de guionistas e ilustradores abrieran nuevos rumbos a nivel local, dibujando y escribiendo para diarios y revistas locales, o decidieran fundar sus propias publicaciones, como las recordadas revistas Quimera y El Raudal.
<strong> Homenaje al Lobo Estepario paraguayo </strong>
Un momento muy emotivo se vivió en homenaje a Chester Swann, recientemente fallecido, quien entre sus multifacéticas ocupaciones también fue un gran humorista y dibujante, verdadero pionero del género.
Kike Olmedo presentó un retrato de Chester con un lobo estepario de fondo, que fue firmado y dedicado por todos los demás historietistas, y que fue entregado a la viuda y a los hijos del colega fallecido, presentes en el acto.
Un acontecimiento resaltante, además, fue la presentación del primer número de la nueva revista Komix, publicación de historietas y artículos, a cargo de una novísima generación de dibujantes y guionistas, entre cuyos principales editores se encuentra Ale Espinoza, hijo de Nico, que retoman la tradición del género y le dan una nueva perspectiva, demostrando que el cómic paraguayo aún tiene cuerda para rato.