Desde hoy, y a partir de su creación como cardenal, el arzobispo de Asunción, Adalberto Martínez, pasará a formar parte del Clero de Roma, lo que lo convierte en colaborador cercano del papa Francisco. Pasaron ya casi 500 años desde la consagración del primer obispo de Paraguay, por lo cual este nombramiento se puede considerar un hecho histórico de suma trascendencia.
Adalberto Martínez tiene en total 24 años de episcopado. A sus 70 años y con 37 años de sacerdocio, se ha caracterizado siempre por su cercanía con los jóvenes y los más necesitados. Durante una década, entre 1997 y 2007, fue responsable de la Coordinación Nacional de Pastoral de la Juventud.
El nuevo cardenal es considerado parte del ala progresista de la Iglesia Católica y ha utilizado sus redes sociales para pronunciarse del lado de los sectores menos favorecidos. Recientemente, a través de su cuenta de Twitter, denunció las situaciones de injusticia de campesinos e indígenas despojados violentamente de sus tierras en los últimos tiempos.
El arzobispo de Asunción había explicado tras su nombramiento que considera que la elección del Papa va en línea con la renovación eclesial y su apuesta por las periferias del mundo. “La Iglesia Católica en el Paraguay, y en especial, este servidor, se adhiere plenamente al Magisterio del Santo Padre y asume el compromiso de impulsar sus orientaciones para conformarnos a la eclesiología del Concilio Vaticano II y a las opciones pastorales señaladas en el Documento de Aparecida”, dijo.
Sobre el futuro, ya señaló sus propósitos: “Desarrollaré el itinerario que ya he propuesto en la carta pastoral que hemos publicado como arzobispos. En cuanto a la vida del país, nuestro empeño será siempre buscar la concordia, mediante el diálogo social, para que el bien común impere”. También adelantó que va a trabajar con los obispos de la Conferencia Episcopal, con el clero arquidiocesano y nacional, con los religiosos y religiosas, laicos, y con todo el pueblo católico y de otras confesiones.
Contando con un cardenal paraguayo no caben dudas de que la Iglesia paraguaya también ganará en visibilidad, y obviamente las opiniones y las posturas de un cardenal tendrán una mayor consideración, por sus puntos de vista y particularmente por sus posiciones en cuanto a las denuncias de injusticias sociales, un sello que marcó a la Iglesia paraguaya durante la larga dictadura de Stroessner.
El nuevo cardenal representa asimismo un acercamiento de la Iglesia local al Vaticano, lo cual será de gran importancia no solamente para la Iglesia sino para la sociedad entera. Adalberto Martínez no solamente podrá opinar respecto de cuestiones eclesiales sino además acerca de temas políticos y sociales, y particularmente trascendente es su presencia en el cónclave.
El nuevo cardenal tendrá la posibilidad de dar a conocer de primera mano la realidad social del país, esto es, dada la cercanía con el Pontífice, este podrá acceder a un informe real y objetivo de lo que ocurre en el país, especialmente respecto a poblaciones con problemas históricos como lo son la indígena y la campesina. Como lo ha expresado en varias ocasiones, el Paraguay requiere “con urgencia signos de esperanza y de las personas con responsabilidad ante la sociedad”.
Varios obispos han señalado que la creación del cardenal paraguayo es un espaldarazo para la misma Iglesia, que podrá tener una presencia relevante en el Vaticano y que además tiene la posibilidad de ser una caja de resonancia y acercar los reclamos sociales largamente postergados de las comunidades campesinas e indígenas en el Vaticano.