14 dic. 2024

La Dama de Hierro: Tras duras batallas, hoy Lourdes se dedica al arte de moldear cuchillos

Lourdes Giselle Sosa Aquino es una joven de 34 años, con una vida difícil desde su niñez. A los 18 migró a la Argentina bajo engaños, víctima de la trata de personas. Su familia la rescató a tiempo y hoy se dedica a esta noble profesión.

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Me llamo Lourdes Giselle Sosa Aquino, tengo 34 años y soy oriunda de Trinidad, distrito del Departamento de Itapúa. Actualmente, me dedico a la herrería y a la fabricación de cuchillos artesanales en mi casa.

Mi infancia fue bastante difícil y sacrificada porque trabajo desde los once años. Le ayudaba a mis padres. Siempre fue así con nosotros en mi familia, desde chiquitos se nos enseñó a trabajar y a ser honrados. Recuerdo que también trabajaba en vender quiniela con mi papá para salir adelante.

Un momento muy difícil para mí fue cuando cumplí 18 años porque viajé a la Argentina para trabajar y limpiar una casa, pero fue un engaño. Al llegar sospeché que ese trabajo no existía y que me llevaron para ser la mujer del patrón. Por suerte me di cuenta temprano de eso, porque no sabía los fines de esa persona y pude pedir ayuda a una conocida que tenía, justamente la prima de mi cuñado. Ella me prestó el celular, le llamé a mi hermano y me fueron a rescatar de vuelta, gracias a Dios.

Agradezco haber tenido el apoyo de mi familia en ese entonces porque gracias a eso pude volver sana y salva. Lamentablemente, esta es una realidad que muchas mujeres pasan por la necesidad de trabajo que hay. Una motivación para mí es que mi familia siempre me apoya y están muy orgullosos de mí y de mi trabajo en la herrería.

Pasión por la herrería

Mi pasión por la herrería es algo que nunca me imaginé. Mi esposo es herrero. Yo le ayudaba nada más a él con el tema de cortar, tajar las cosas, y pintar. Un día un cliente nos pidió un cuchillo y él empezó haciéndolo, y luego me pidió ayuda para terminar más rápido y después yo empecé a hacer otro. Realmente me gustó y empecé a mirar videos, tutoriales para aprender y continué con eso, hasta dedicarme netamente a fabricar cuchillos artesanales y hace cuatro años me dedico a esta profesión.

El proceso para hacer un cuchillo tarda aproximadamente dos días; primeramente tengo que marcar los discos, luego tengo que ver para cortar despacio porque se calienta mucho la máquina porque es de un material muy resistente; después tengo que ir gastando y puliendo el material para perforar y colocarle los mangos y finalmente trabajo en la madera.

Nunca pensé que me iba a dedicar a esto, porque yo dije que iba a ser como un hobby nada más, porque anteriormente trabajaba de niñera. En Ciudad del Este también me fui a trabajar en relojerías, en el área de limpieza, hice de todo un poco, pero jamás me imaginé que iba a hacer trabajos de herrería y que me iba a apasionar tanto realizar este arte.

Lo que siempre pasa es que la gente se sorprende porque soy mujer, porque no faltan las personas que piensan que porque somos mujeres no podemos interesarnos en este tipo de trabajos y me encanta demostrar que no es así.

Siempre me encuentro perfeccionando para hacer todo tipo de modelos que me piden los clientes. Hasta ahora, lo más difícil que me tocó fabricar es un cuchillo bowie (de defensa y caza, grandes), porque tiene muchas curvas y otros detalles más que llevan mucho trabajo. Estoy casi prácticamente todos los días viendo videos porque varios clientes me piden todo tipo de modelos y trato de replicar y mejorarlos.

Trabajo de madre y herrera

Puedo decir que mi vida cotidiana es realmente un desafío, porque además de mi trabajo en la herrería soy madre y algunos de mis pequeños son menores aún y tengo que levantarme temprano, todos los días a las cinco y media de la mañana para prepararles y llevarles a la escuela.

Hay veces que me quedo sola porque mi esposo tiene mucho trabajo y a veces viaja lejos y entonces yo tengo que dedicarme a ellos y luego tengo que venir y empezar con mi trabajo de nuevo. A veces hay reunión de padres en la escuela y tengo que dejar de vuelta mi trabajo, prepararme para la reunión, pero como no tengo un jefe y trabajo por mi cuenta, entonces no hay drama en ese sentido.

A veces traen tareas, a veces tengo que ayudarles con eso o tienen un acto cultural, pero eso es lo que más me gusta de mi trabajo, que no tengo un horario fijo y puedo cumplir con mis hijos y compartir con ellos en esta etapa de su vida.

Me enorgullece que mis trabajos ya recorrieron en varias partes del país, como Asunción, Ciudad del Este, María Auxiliadora, el Chaco. También envié mis cuchillos en ciudades de Argentina y los envío por colectivo. La mayoría de mis clientes me contactan por redes sociales, o por recomendación de personas a quienes les gustaron mis trabajos y así de a poco me van conociendo cada vez más.

Sueño

Mi sueño es poder tener algún día un verdadero taller para hacer mis trabajos porque en este momento estoy trabajando solamente bajo el corredor de mi casa y me gustaría tener mi espacio más cómodo, amplio y profesional.

Insto a las mujeres a que se animen a probar otros trabajos que comúnmente se tildan que no son para nosotras porque las mujeres podemos hacer. Hay mucho trabajo en muchas áreas, pero la sociedad dice: “Esto solamente los hombres pueden hacer” y no es así.

Nosotras somos fuertes, valientes, y podemos con mucho más inclusive. En mi caso, yo empecé a ayudarle a mi esposo en el tema de la herrería cuando mi hijo más pequeño solo tenía meses de nacido e igual nosotros pudimos salir adelante. Yo le ponía en el carrito a mi bebé, luego volvía a trabajar, después le alzaba y les miraba de nuevo. Tener hijos no es una excusa para no salir adelante, lo fundamental es nunca rendirse y ser perseverante en la vida.

La gente se sorprende porque soy mujer, porque no faltan las personas que piensan que nosotras no podemos interesarnos en este tipo de trabajos.
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