Decía el papa Juan Pablo II que la guerra es una derrota para la humanidad. Desafortunadamente, estamos viviendo tiempos que nos obligan a darle la razón.
Hace ya casi un mes, Israel declaró el estado de guerra después de que milicias palestinas de la Franja de Gaza, lideradas por el movimiento islamista Hamás, lanzaran miles de cohetes e infiltraran en territorio israelí en un sorpresivo ataque. La ofensiva lanzada el 7 de octubre contra Israel dejó inicialmente más de mil muertos y alrededor de 230 secuestrados, muchos de ellos muertos también desde que se inició el mes que lleva el conflicto.
La respuesta a la agresión, como era de esperarse está siendo contundente y cuenta con el apoyo de la principal potencia mundial, EEUU, además de la mayoría de los gobiernos del mundo occidental reconocen el derecho de Israel a defenderse.
Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos está mostrando también una peligrosa tendencia del uso desproporcionado de la fuerza en contra de civiles, escuelas y hospitales. Eso es algo que no se puede justificar.
El mundo apoya el derecho de Israel a defenderse de ataques terroristas, pero no puede apoyar el irrespeto del Derecho Internacional Humanitario, es decir, que en un conflicto se castigue a la población civil.
Las gestiones para hacer una pausa humanitaria por parte de Naciones Unidas, del gobierno de los Estados Unidos, a través de su secretario de Estado, Antony Blinken, quien no se sumó a la petición de alto al fuego hecho el secretario general de Naciones Unidas, así como las gestiones del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, hasta el momento han sido infructuosas. El cese el fuego temporal en la Franja de Gaza depende de la liberación de los 241 rehenes que tomó el grupo islamista.
Las Naciones Unidas pese a sus esfuerzos no cosecha grandes éxitos en la misión de evitar y resolver conflictos. Se debe apoyar, no obstante, sus llamamientos. El organismo “ha advertido del peligro de una acción indiscriminada o desproporcionada contra Gaza y ha expresado su preocupación por el asedio integral del territorio ordenado por las autoridades israelíes, que han cortado el suministro de electricidad, agua, alimentos y combustible”.
El secretario General de Naciones Unidas, António Guterres pidió la liberación de los rehenes israelíes retenidos en Gaza y reiteró la necesidad de proteger siempre a los civiles, como garantiza el derecho internacional. Para el máximo responsable de la ONU, las instalaciones de las Naciones Unidas, hospitales, escuelas y centros sanitarios nunca deben ser blanco de ataques e insistió en la urgencia del acceso de la ayuda humanitaria, permitiendo la entrada de suministros vitales, como combustible, alimentos y agua. “Necesitamos un acceso humanitario rápido y sin trabas ya”.
Entre los líderes mundiales que se pronunciaron sobre la actual situación está el papa Francisco quien instó a los fieles a tomar “un solo lado” en el conflicto entre Israel y Hamás, el lado “de la paz, la oración y la dedicación total”.
Es urgente lograr un alto el fuego, en la Franja de Gaza, donde ya suman más de 9.200 muertos por la ofensiva de Israel tras el ataque de Hamás. La situación es de absoluta desesperación; hospitales y cementerios han colapsado ante el número de víctimas y por la escasez de agua potable, alimentos, electricidad y combustible.
Un diálogo de paz se ve muy lejos en el horizonte, pero no se puede ignorar el sufrimiento que está causando el conflicto. Debemos tener presente que cada muerte es una derrota para la humanidad.