Miguel H. López
En su momento fue la primera antropóloga paraguaya y hoy se convierte en la primera mujer que dirige el prestigioso Suplemento del Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Marilín Rehnfeldt constituye una de esas personas conocidas por su trabajo constante, muchas veces silencioso y obstinado, que viene dejando marcas históricas en una de las principales disciplinas de las ciencias sociales; a tal punto que también es la creadora de la única carrera universitaria en Antropología Social (posgrado) que existe en el país.
Debieron pasar 53 años y muchas historias buenas y difíciles hasta que finalmente elSuplementorecalara bajo responsabilidad de ella. “Me eligieron los colegas. Es un honor que lo hayan hecho. Deseo poder cumplir con la expectativa. Siento que es un reconocimiento a mi trayectoria, espero que sea así, por lo menos”, nos dice en una conversación que fluye sincera y amena.
Una de las primeras decisiones que asume y que cuenta con respaldo del Comité es que desde ahora habrá un particular énfasis en incorporar más “publicaciones de colegas de Paraguay” en el Suplemento. En ese sentido, adelanta que se prepara una edición especial de artículos de los participantes de las Primeras Jornadas de Estudiantes de Antropología realizadas en 2017. “Porque sí se está produciendo en Paraguay, hay muy buena producción antropológica”, precisa.
Otra de las razones pendientes que pretende impulsar, que además contribuirá a universalizar aún más las publicaciones y la antropología local y “porque es urgente”, es la digitalización de todos los números del Suplemento y su disposición en la web. Esta posibilidad dependerá –anuncia– de los fondos que se logren. Adelanta que hay un interés de la misma Universidad Católica para el efecto, aunque abre la perspectiva de que si no es factible buscará otras financiaciones.
Desde junio Rehnfeldt está a la cabeza del Suplemento Antropológico. Sucede al sacerdote José Zanardini, quien estuvo muchos años dirigiendo la publicación, tal vez casi la única que, aparte de publicarse ininterrumpidamente por más de medio siglo –una proeza en nuestro ambiente–, constituye la carta de presentación del país en los espacios académicos y científicos antropológicos a nivel internacional. “El Suplemento en el campo de la antropología ha sido la figura de Paraguay en todo el mundo. En las universidades a donde uno va lo encuentra, en Europa, América Latina, EEUU”, expresa.
Rehnfeldt es la actual directora de la maestría en Antropología Social en la Universidad Católica, que este año cierra la tercera cohorte de formados en la disciplina. Esta especialidad es posible gracias a su esfuerzo y al de la universidad que apostó por ella, explica. En esa reseña no olvida la buena predisposición del entonces decano de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, Ilde Silvero, quien confió en el proyecto.
En su dilatada trayectoria como antropóloga formada en la universidad de Kansas, EEUU, con grado en Ciencias de la Educación, su principal trabajo lo desarrolla sobre la problemática indígena, en particular con el pueblo Mbyá Guaraní en cuanto a etnohistoria, derechos territoriales, hidroeléctricas, etc. Aunque más allá de lo académico, su tarea también está impregnada de cierta militancia por los derechos de los pueblos originarios. Fue la primera paraguaya antropóloga, aunque ella también dice que Branislava Susnik lo fue, aunque de origen esloveno nacionalizada paraguaya.
No oculta lo que ella denomina miedo ante el desafío de dirigir el Suplemento y a la vez lo considera “un gran desafío, un honor. Es como plantearse la posibilidad de poder cumplir con las expectativas de todos los colegas que estuvieron detrás. Es una carga moral muy fuerte. Espero poder conseguir. Cuando me nombraron expuse que además sentía mucho miedo porque me estaba de gente que hizo mucho. Pensé en personas como el padre José Seelvische, un sacerdote oblato que tuvo una gran trayectoria de trabajo y defensa de los indígenas”.
Rehnfeldt explica que el Suplemento Antropológico, junto con el Museo Etnográfico Andrés Barbero y la Asociación Indigenista del Paraguay, constituye uno de los pilares del desarrollo de la antropología en el país. Su existencia es resultado del “esfuerzo de intelectuales paraguayos como Adriano Irala Burgos, Pelayo García, gente muy comprometida con las ciencias sociales; y específicamente con la antropología en el Paraguay. Ese grupo humano que formó el Suplemento, que al comienzo fue en el Ateneo Paraguayo, y luego pasó a la Universidad Católica, pudieron, a pesar de los tiempos oscuros de la dictadura de Stroessner (1954-1989), publicar anualmente dos números muy importantes”.
Los primeros cinco números del Suplemento, desde 1965, aparecieron como parte del Ateneo Paraguayo, a cargo del antropólogo jesuita Ramón Juste.
A decir de Rehnfeldt, ya en la primera edición se configuraban las dos líneas que la publicación seguiría hasta hoy: un énfasis en la difusión de una producción etnográfica de la mejor calidad; y su compromiso con el destino de las poblaciones indígenas del Paraguay. También alude que permitió y permite la venida de importantes referentes de la antropología en el mundo a dictar clases y seminarios en el país, entre los cuales cita al brasileño Egon Schaden, y a otros más contemporáneos.
A lo largo de las cinco décadas de aparición, el Suplemento tuvo momentos críticos que dejaron consecuencias. Rehnfeldt recuerda que en aquellas circunstancias la continuidad de las publicaciones fue posible “porque hubo un equipo que trabajó en conjunto y se apoyó mutuamente a pesar de los tiempos muy difíciles; sobre todo en los 70, cuando se publicaban las denuncias del genocidio de los Aché. Meliá fue echado del país y era director de la revista en ese momento; asume entonces Adriano Irala Burgos. Ese equipo que le dio permanencia fue muy importante”.
Una curiosidad que destaca sobre el material es que desde el primer lanzamiento no varió ni el formato, ni la diagramación, ni el color del Suplemento (aunque el paso del tiempo decolorara algunas tapas). “La idea siempre fue mantener también la imagen tradicional”.
Cómo síntesis de la contribución de la publicación que ahora dirige, Rehnfeldt reflexiona que a lo largo de 50 años permitió “la comprensión de un país culturalmente diverso, así como al combate frontal al racismo y a la discriminación. Sirve también, aunque en forma muy limitada e imperfecta, para recordar, como comunidad académica, a algunos de los numerosos colegas que hicieron posible la construcción del campo de la antropología en Paraguay”.
Por la dirección del Suplemento“pasó gente muy conocida como Bartomeu Meliá o José Zanardini, que fue el último. Por supuesto que querer reemplazarlos sería una utopía. En realidad, para mí, (ser directora) es simplemente formar parte de un equipo que continúa trabajando. Espero seguir esta misma tradición”, concluye.