Más de 35.700 personas fueron hospitalizadas y 39 murieron por golpes de calor ese mismo mes, alertó la agencia japonesa de gestión de incendios y catástrofes.
Una situación que el sector textil supo aprovechar. La chaqueta ventilada, con dos miniventiladores colocados en la zona baja de la espalda, ha conquistado el público nipón. Antes, solo estaba destinada a una clientela específica, la de los obreros de la construcción. “Con un clima cada vez más caluroso, las personas que nunca las habían usado buscan una forma de refrescarse, y cada vez son más los que quieren comprarlas”, explica Yuya Suzuki, encargada de relaciones públicas para la marca japonesa Workman.
La firma, especializada en ropa de trabajo, lanzó en 2020 una nueva versión de la preciada prenda, para que todos puedan usarla. Su precio oscila entre los 12.000 y 24.000 yenes (de 81 a 160 dólares), según los distintos modelos de batería recargable.
Otra empresa japonesa, Chikuma, llegó incluso a incorporar miniventiladores en trajes de oficina, pensados para ser llevados “en lugares donde no está permitida la ropa informal”, explicó a la AFP Yosuke Yamanaka, representante de la empresa.
La compañía MI Creations, en cambio, apuesta por tubos helados y de distintos colores que se colocan bajo la nuca. La herramienta es más innovadora de lo que parece.
“Hay arterias situadas en el cuello y enfriándolas, podemos bajar la temperatura corporal”, explica Nozomi Takai, representante comercial.
Gracias a un contorno interior de forma pentagonal, el tubo se adapta “a todos los tamaños de cuello”, añade.
Su contenido –un líquido que se solidifica con 18 grados– “puede mantener una temperatura constante, ni demasiado caliente ni demasiado frío”, continúa.
Otra empresa, llamada Liberta, ofrece prendas con efecto refrescante, como camisetas y calentadores de brazos hechos con tela.
La tela está confeccionada con componentes orgánicos, que provocan una sensación de frío cuando reaccionan al agua o al sudor. “Se nota el frescor mientras el tejido permanece húmedo”, dice Momo Shirota, responsable de relaciones públicas de Liberta, que está viendo “dispararse” las ventas de sus prendas.
“Se pueden sufrir golpes de calor, incluso en casa. Por eso hemos puesto a la venta pijamas y jinbei (prenda tradicional japonesa que suele usarse en verano)”, añade.
Esta tendencia se debe, entre otros, a una recomendación lanzada en 2019 por del Ministerio japonés de Medioambiente, que animó a la población a usarlas para evitar los golpes de calor.
Hasta ahora, los hombres se sentían “avergonzados” de usarlas, ya que durante mucho tiempo este accesorio solía asociarse a mujeres preocupadas por su piel, explica Hiroyuki Komiya, gerente de Komiya Shoten, una tienda de sombrillas de lujo de Tokio.
Desde hace cuatro años, la tienda también fabrica sombrillas pequeñas para hombres. En el barrio tradicional de Asakusa, en Tokio, Kiyoshi Miya, de 42 años, decidió usar su paraguas negro como sombrilla. “Es mejor que no tener nada: Es un poco más fresco, me permite salir”, declaró.
Otros prefieren ventiladores portátiles, ya muy extendidos en Japón, sin quedar del todo satisfechos. “Hace que la situación sea un poco más llevadera, pero no lo soluciona todo” ante el aumento de las temperaturas, suspira Shoma Kawashima, de 21 años.