El segundo vértice está sobre una persona de la tercera edad, que fue denunciada por una imprenta, ya que quería timbrar algún talonario y acudió a esa empresa, porque los datos aparecían en su pie de talonario, pero ahí se percataron de que nunca esa imprenta le confeccionó el talonario, y que sin duda era una factura falsa.
Monges indicó además que en principio el monto total ascendía a G. 110.000 millones, por 3.740 facturas de contenido presumiblemente falso; pero luego de la denuncia del Ministerio Público podría aumentar esa cantidad en G. 60.000 millones más.
“El esquema que investigamos tiene varias tipologías: Contribuyentes que fueron inscriptos sin saberlo; contribuyentes que trabajan, pero cuyas facturas fueron usadas; y contribuyentes cuyas facturas fueron clonadas”, agregó el agente fiscal.