La Constitución Nacional establece que el presidente debe rendir su informe anual al Congreso Nacional sobre las gestiones del Poder Ejecutivo e informar sobre la situación general de la República. Así lo cumplió por última vez Mario Abdo Benítez en su reciente mensaje al Congreso, el cual no tuvo sorpresas ni autocrítica, lo que en general caracteriza a este tipo de trámites.
Mario Abdo Benítez presentó en forma telemática su quinto informe de gestión presidencial, y recordó que le tocó superar situaciones que pusieron a prueba las finanzas públicas, haciendo alusión obvia a la pandemia del Covid-19. “A pesar de las adversidades, organismos económicos destacan a Paraguay. Somos el país de la región que tendrá menos caída”, dijo.
Mencionó que el país consiguió posicionarse en mercados internacionales, por ser uno de los mayores exportadores de alimentos, el tercer importador de soja y el tercero de carne, además de ser productores de energía 100% renovable. Habló sobre la inversión extranjera y los niveles de desempleo, los cuales, según él, son uno de los más bajos de la región.
Citó obras públicas que dejará como legado su gobierno y recordó la infraestructura deportiva que deja como legado los Juegos Odesur. Lo que, sin duda, faltó en este informe presidencial es la autocrítica, un elemento que por lo general está ausente en los mensajes al Congreso Nacional.
Si bien Mario Abdo afirmó que la capacidad de atención crítica se ha triplicado y que hubo avances significativos en la calidad del sistema sanitario, olvidó mencionar la crisis que vivió la población durante la pandemia, los enfermos y los miles de familias enlutadas. Tampoco recordó uno de los mayores hechos degradantes: la corrupción pública durante la mayor crisis que hayamos experimentado como sociedad en el presente siglo. Lamentablemente, por una Justicia complaciente algunos de aquellos oprobiosos hechos podrían quedar impunes.
De acuerdo con el mensaje presidencial, Paraguay es el país con mayor crecimiento económico proyectado para el 2023 en Sudamérica, y que contamos con el mejor clima económico de la región. Pero ni las inversiones, ni los kilómetros de ruta pavimentadas pueden ocultar las deficiencias de una salud pública que está lejos de ser de calidad; como tampoco las 11.983 salas de clase en mal estado; las 250 aulas en peligro de derrumbe y las instituciones educativas que no cuentan con el servicio de energía eléctrica ni agua potable. Mario Abdo Benítez no logró explicar por qué, si nuestro clima económico es tan óptimo, somos el país que menos invierte en salud pública y en educación. Y de qué manera, invirtiendo tan escasamente en educación, podremos como país tener una proyección mínima de un desarrollo con calidad de vida para la población.
El presidente afirmó también que como sociedad tenemos una deuda pesada respecto a los tres secuestrados de quienes nada se sabe.
La verdad es que la deuda recae enteramente en los organismos del Estado, los cuales, pese a los millones que han recibido y siguen recibiendo del Presupuesto de Gastos, no han logrado hallar a Edelio Morínigo, secuestrado hace 9 años; Félix Urbieta, secuestrado hace 7 años, y Óscar Denis, secuestrado hace tres. Los elogios a la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), calificándola como patrimonio de la seguridad, del estado de derecho y de la capacidad efectiva del Estado para luchar contra el terrorismo y el crimen organizado, no son del todo merecidos. La FTC le cuesta muy cara al pueblo paraguayo, y el crimen organizado y el narcotráfico se ven, lamentablemente, más fuertes que nunca.
Al último informe del presidente ante el Congreso Nacional, sin lugar a dudas, le faltó autocrítica.