La escasez de agua que se agrava con la sequía, la falta de asistencia técnica para comunidades indígenas y la necesidad de mayor cobertura sanitaria en el Chaco no se solucionan solo con víveres, señaló Norma Álvarez, representante de la Plataforma de Mujeres y Jóvenes Indígenas del Chaco.
Esta lideresa del Pueblo Enxet Sur califica de histórica la movilización de pueblos indígenas del pasado viernes que obligó a la renuncia de la entonces presidenta del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi), Ana María Allen, tras cerrar por casi 10 horas el Puente Remanso, vía que conecta la Región Occidental y Oriental del país.
“Un año duró este proceso de esperar respuestas del Indi, de las autoridades nacionales y locales, pero era insostenible seguir esperando ante una nueva temporada de sequía que traerá enfermedades y la experiencia de las inundación anterior cuando esperamos que nos apoyen en nuestras actividades”, dijo Álvarez.
Explicó que los pueblos indígenas de las regiones occidental o Chaco y oriental tienen diferentes problemas y que el Indi nunca supo cómo solucionar aquellas constantes que se hallan más allá de la capital, cruzando el río Paraguay. Dijo que nunca habían llegado al punto de tener una presidenta en el Indi que cortó todo diálogo con las comunidades del Chaco.
“Nunca los chaqueños aparecieron en las calles de Asunción ; a pesar del clima, aguantamos el calor, el frío, el viento, el polvo. Fue la primera vez en la historia que los pueblos del Chaco nos manifestamos en el puente Remanso y fue una bofetada escuchar que detrás de eso había manipulación política. Las autoridades no saben cómo vivimos”, resaltó.
La lideresa lamentó que Allen implementase el clientelismo con víveres y justifique así su trabajo cuando lo que se necesita –dijo también aconsejando al Édgar Olmedo, nuevo titular del Indi– es asistencia técnica, trabajar con jóvenes, ancianos y mujeres indígenas. Criticó que no se entienda que el acceso al agua potable es un derecho humano también para los indígenas y que no es divertido que una mujer tenga que caminar 4 o 5 kilómetros con un balde de 20 litros en la cabeza para acarrear agua de propiedades privadas.