Esa parte es tan precaria (barrio 3 de Febrero), que hasta la labor de los bomberos se hizo muy difícil. No hay tomas de agua y los angostos pasillos impiden desplazarse en ese escenario de pobreza, informalidad, hacinamiento y ejemplo patente de cómo no funcionan las instituciones públicas del país. Empezando por la Municipalidad de Asunción.
Dicen que el siniestro pudo haber comenzado por la quema de basura realizada por los pobladores. Una práctica común para deshacerse de los residuos domésticos. Sospecho que no tienen servicio de recolección de basura y que tampoco hay un acompañamiento de la Municipalidad y de otras instituciones del Estado en temas como salubridad, organización ciudadana, cursos de emprendedurismo, cuidados de los niños y prevención de las adicciones, por citar algunos. Como alguna vez existía durante otra administración municipal que no descuidaba los temas sociales.
Normalmente, tras situaciones dramáticas como las que volvieron a vivir las familias en ese lugar, el error que cometen las instituciones por desidia, por mal manejo de los recursos o simplemente por falta de interés para hallar soluciones definitivas es improvisar soluciones parches. El director de Gabinete de la Municipalidad capitalina, Nelson Mora, refirió que las familias que hace tres Navidades también fueron afectadas por un incendio siguen aguardando hasta hoy por sus viviendas. Dicho de otro modo, nada cambió desde aquel incendio. Lo sucedido no se convirtió en una lección que impulsara adoptar medidas a largo plazo en respuesta a esta gente que si tuviera otras oportunidades y se le ofrecieran otras opciones laborales y de hábitat, no dudarían en apuntarse y experimentar lo que significa vivir en condiciones más dignas. Sobre todo, pensando en el presente y futuro de sus niños. Lo sucedido el viernes debería tomarse como el comienzo de una nueva mirada hacia este sector del microcentro asunceno. Es la oportunidad para introducirse de lleno a trabajar allí desde todas las instituciones del Estado: Salud, Educación, Desarrollo Social, Niñez y Adolescencia, Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Habitat, Municipalidad de Asunción, Secretaría Nacional Antidrogas, Policía Nacional. Ministerio de la Mujer, de la Juventud, etc., y con los pobladores trazar rutas de solución que se traduzcan en transformaciones de fondo. Que entre todos hallen las mejores respuestas y cambie de forma contundente ese espacio para bienestar de sus habitantes y el entorno. Es indudable que las condiciones precarias de las viviendas de emergencia son preponderantes a la hora del relacionamiento con los vecinos, en términos de niveles de inseguridad e insalubridad y caldo de cultivo para muchos males. Pero los cambios no vendrán solo con mejorarles las viviendas. Sobran ejemplos de que solo eso no funciona. Sin asistencia social, sin educación, sin organización, sin construcción de ciudadanía, se desmorona todo rápidamente. Este es un momento especial para acabar con la mentalidad cortoplacista y encarar con esta comunidad y como parte de las soluciones integrales a las poblaciones precarias del centro histórico. Hay un flamante gobierno que dice querer hacer bien las cosas. El intendente capitalino y la esposa senadora son cercanos al movimiento político del presidente de la República, todo pasa por la capacidad de gestión y la voluntad que tengan para hacer lo que debe hacerse. Recursos no faltarían. No hay excusas para conformarse nuevamente con medidas improvisadas, solo reconstruyendo las viviendas de emergencia y luego, abandonar a la gente a su suerte, como siempre.