Los restos óseos fueron hallados hace tres años en una cueva en la península mexicana de Yucatán y tienen entre 12.000 y 13.000 años de antigüedad, informó el Instituto Nacional de Antropología (INAH) de México, según una publicación de Clarín este viernes.
La osamenta, que pertenece a una joven de entre 15 y 16 años del Pleistoceno Tardío, a quien bautizaron como Naia, “ha sido estudiada por especialistas mexicanos y extranjeros y ha sido fechada científicamente con una antigüedad en laboratorios de Estados Unidos y Canadá”, dijo en conferencia de prensa María Teresa Franco, directora general del INAH.
Los resultados de ADN mitocondrial, Carbono 14 y Uranio/Torio, muestran que se trata del esqueleto humano más antiguo en América, por lo que este se convierte en un extraordinario hallazgo y confirma el vínculo que existe entre los primeros pobladores de la región y los grupos indígenas contemporáneos.
El descubrimiento tuvo lugar en el sitio arqueológico Hoyo Negro, ubicado dentro de una cueva que se inundó después de la última glaciación, finalizada hace unos 10.000 años. Los científicos piensan que Naia era de origen asiático (Beringio) y formó parte de las migraciones que llegaron a América desde Siberia.
Además del esqueleto humano se descubrieron restos de 26 mamíferos correspondientes a 11 especies del Pleistoceno Tardío, como un gonfoterio, tigre dientes de sable, perezoso de tierra tipo Shasta, tapir gigante, cerdo de monte, oso, puma, lince, coyote, coatí y murciélago frutero.