Caacupé volvió a ser escenario de devoción y fraternidad. Ramón Ozuna, integrante de una peregrinación ciclista de la compañía Tendal, Canindeyú, comentó cómo fue la llegada del grupo al santuario. “Venimos con esperanza, por la paz y para superar los problemas que surgen en el camino”, señaló Ozuna. El grupo llegó acompañado de familiares y vecinos, reafirmando la tradición de peregrinar juntos cada año. Este año, participaron 13 bicicleteros, tres más que el año pasado, sumando acompañantes que se unen a la experiencia. La intención es mantener viva la tradición y que más personas se sumen con el tiempo.
“Rezamos a la Virgen para que nos dé salud y tranquilidad en este hermoso país”, añadió Ozuna.
Los peregrinos destacaron la unión familiar y la solidaridad como elementos fundamentales del recorrido.
Para ellos, la peregrinación es más que fe: es compartir momentos inolvidables, superar dificultades y fortalecer la comunidad.
Promesero. Hace 9 años pedalea para visitar a la Virgen.