Ante la gravedad de la situación, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que estaba de visita en EEUU, adelantó su regresó y aterrizó en el aeropuerto de Tel Aviv alrededor del mediodía, desde donde se desplazó a la base de Kirya para una “evaluación de la situación” y luego convocó al gabinete político y de seguridad para “decidir los próximos pasos”.
“Hezbolá pagará un alto precio que no ha pagado hasta ahora”, advirtió Netanyahu horas después del impacto de un cohete la tarde del sábado sobre un campo de fútbol en Majdal Shams, donde murieron doce niños y adolescentes drusos, de entre 10 y 16 años.
Como respuesta, Israel bombardeó simultáneamente siete regiones del interior y sur de Líbano: Contra las zonas de Sabrinha, Borj El Chmali, Beka’a, Kfar Kila, Rab a-Taltin, al Khyam y Tir Hafa, aunque la jerarquía militar israelí ha advertido de que la represalia no se quedará ahí.
“Estamos aumentando en gran medida nuestra preparación para la próxima etapa en la lucha en el norte, aseguró el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, en una visita esta mañana al campo de fútbol, para después reunirse con la cúpula militar y de inteligencia para “evaluar la situación y aprobar planes operativos para la arena norte”. La frontera entre Israel y Líbano vive su mayor pico de tensión desde 2006 con un intenso intercambio de fuego desde el 8 de octubre, que se ha cobrado la vida de unas 565 personas. EFE