30 abr. 2024

Fútbol guaraní: Una historia con mucha historia

A fines del siglo XVIII, en Italia, España, Portugal y Francia nadie conocía todavía ese deporte, y fueron los misioneros jesuitas los que lo hicieron conocer como novedad y curiosidad increíbles. Sí, los Guaraníes jugaban un juego de pelota con los pies. Lo describe el padre jesuita José Cardiel, S.I., en el libro Las misiones del Paraguay (Madrid, Historia 16, 1989, p. 135).

“Después de la misa se reparten las faenas de toda la semana, y se van a comer y a jugar a la pelota, que es casi su único juego. Pero no la juegan como los españoles: no la tiran y revuelven con la mano. Al sacar, tiran la pelota un poco en alto, y la arrojan con el empeine del pie del mismo modo que nosotros con la mano: y al volverla los contrarios lo hacen también con el pie: lo demás es falta. Su pelota es de cierta goma, que salta mucho más que nuestras pelotas. Júntanse muchos a este juego y ponen sus apuestas de una y otra parte...”

El manuscrito original del padre Cardiel es del año 1771, cuando ya estaba exiliado en Italia y recordaba con nostalgia a sus queridos Guaraníes y sus pueblos, a los que había dedicado buena parte de su vida.

¿Hasta dónde es posible hacer remontar sus orígenes de ese deporte?

El padre Antonio Ruiz de Montoya, en su Tesoro de la lengua guaraní, impreso en Madrid en 1639, habla ya de las pelotas de juego y de qué materia se hacían.

“Mangaí. Árbol que da las pelotas que llaman de nervio. Manga’a, fruta de este árbol. Mangaysy, la resina de que hacen las pelotas.”

En el Vocabulario, del mismo autor, que salió a luz al año siguiente, en 1640, tenemos otras informaciones.

“Pelota para jugar: manga.

Pelotear: ambojevyjevy manga imombóka; ambojoapy manga guiñemboaráita.

Botar la pelota: amombo mangaysy.”

Los lingüistas aceptan hoy que Montoya recoge fundamentalmente las palabras del guaraní tal como se decían en el tiempo prehistórico. Las palabras relativas al juego de pelota no las ha inventado él. Los Guaraníes, antes de conocer a los españoles o cualquier otro conquistador, ya “peloteaban”, es decir, jugaban pasando la pelota de uno a otro con el pie y la chutaban haciéndola botar. La pelota era hecha con el látex del árbol mangai.

Todavía encuentro otro testimonio del fútbol guaraní, curioso y revelador. El padre Josep Manuel Peramàs, también jesuita y también exiliado en Italia después de expulsado del Paraguay, lo describe en 1793 nada menos que en latín. En castellano sería así:

“Los Guaraníes jugaban también a la pelota, una pelota de goma compacta, tan botadora y ligera, que recibido un primer impulso, sigue dando botes por mucho tiempo sin pararse y sin conocer pausa ni descanso, repitiendo al caer por su propio peso los grandes saltos. Los Guaraníes no juegan a la pelota como nosotros con la mano, sino que la envían y la vuelven a recibir con la parte superior del pie descalzo con gran rapidez y mucha destreza.” (José Manuel Peramàs, Platón y los Guaraníes. Asunción, CEPAG, 2004, p. 97.)

Por mi parte, me aventuro a dar una versión en guaraní de este texto con palabras de uso común en tiempo de las Misiones jesuíticas, pero que el paraguayo de hoy ha de entender fácilmente.

“Oñembosarái hikuái avei manga atã mangaysy guiguápe, opopo, ivevúi ha ipya’évape, ha oñemombo rire, opopo popónte gueteri ohóvo yvate yvateve ijeheguíntema, opyta’yre ha opytu’u’yre. Guarani kuéra noñembosaráiri mangáre ipópe ojapo háicha español kuéra; ha’e kuéra katu pynandi ombojevyjevy ipy apépe omombóvo, tagy pópe ojavy’yre omondo haguã itépe.”

En conclusión: Desde 1639 está documentado que hay entre los Guaraníes un juego de pelota con el pie, palabras que no se inventaron en ese momento, sino que remontan a usos prehistóricos.

En 1777 tenemos una descripción del fútbol guaraní, deporte dominguero por excelencia en las plazas de los pueblos misioneros, pero juego todavía desconocido e inédito en las naciones europeas. Y en 1793 tenemos otra descripción semejante, incluso más expresiva y viva.

Los jesuitas expulsados del Paraguay divulgaron la noticia de que los indios Guaraníes de los pueblos misioneros, entre otras destrezas, como las de ser buenos guerreros y artesanos, eran también excelentes “futbolistas”.

¿Deberían ser reconocidos los Guaraníes como los inventores del fútbol, es decir, del juego de pelota con el pie, con reglas y faltas, con ganadores y perdedores?

Se pueden recordar algunos datos. Lo que hoy conocemos como fútbol se empezó a jugar en los colegios ingleses a partir del siglo XVII, pero la primera reglamentación sería la de Cambridge, en 1846, y la primera Football Association (FA), de Londres, sólo apareció en 1863. La FIFA se creó en París, en 1904. Todas, pues, fechas más recientes que las que documentan el fútbol de los Guaraníes.

La conclusión ya la dejo a los hinchas y aficionados.

La pelota está en la cancha... y los pies para el juego, con mucha cabeza y mística. Los historiadores ya han metido un gol inédito a favor de los Guaraníes.

(*) Centro de Estudios Paraguayos “Antonio Guasch”.

¡Qué juego extraño ese de los Guaraníes! Lo insólito y curioso, lo que llamaba la atención, era que jugaban pelota no con las manos, como los españoles y portugueses, sino con los pies. ¿Cosa de bárbaros?

Cultura

Bartomeu Melià, S.J.

Antropólogo y lingüista (*)bmelial@hotmail.com

FÚTBOL, GUARANÍES Y L’OSSERVATORE ROMANO

A fines de junio pasado, un artículo firmado por Gianpaolo Romanato, en el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, afirmaba que el fútbol sería un invento de los Guaraníes, citando la misma fuente del artículo de Melià publicado en esta página: el libro Platón y los Guaraníes, de José Antonio Peramàs. El texto de Romanato en ningún lado menciona el nombre de Melià, aún cuando ya en 1999, en un artículo publicado también en el Correo Semanal (ampliado y revisado hoy) adelantaba por primera vez este descubrimiento antropológico. Así también, como se puede colegir en el dato proporcionado por el propio Melià en esta página, el libro de Peramàs (que forma parte de un tratado mucho más amplio) fue publicado en el año 2004, en Asunción, por el Centro de Estudios Paraguayos “Antonio Guasch”, aunque existe una edición argentina de la década del 40 del siglo pasado. Por lo menos se trata de una falta de atribución intelectual.

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