Se trata de tres aspectos: disminución de la superficie absorbente por pavimentación progresiva; la tala masiva de árboles, que ayudaban al escurrimiento, y el deterioro de cauces hídricos, intervenidos por las edificaciones en los bordes y hasta sobre los mismos arroyos.
Esta problemática, agregó, se suma además a la baja ejecución de obras para desagüe pluvial, cuya escasa infraestructura además es taponada con basura, por la inconsciencia ciudadana.
suelo. El arquitecto señaló que el asfalto tiene ventajas, pero también contrapartes. Esto se debe a que se elimina la superficie absorbente de la ciudad. “Al no haber absorción de agua de lluvia esta escurre y va por donde pueda. Entonces aumenta el caudal superficial”.
Boh indicó que es importante comprender que el asfalto no siempre es sinónimo de progreso. Explicó que se deben buscar opciones de pavimentación que permitan absorción.
Árboles. El papel de los árboles, indicó el arquitecto, es retrasar la llegada del agua al suelo, dando tiempo para el escurrimiento por la retención durante un cierto lapso. “La cobertura arbórea retarda el impacto del agua de lluvia. Es un factor importante para retardar el escurrimiento”.
Consideró clave aumentar la cobertura de la vegetación, que además, resaltó, es salud mental y física.
Lamentó que muchas veces los árboles sean considerados como una molestia para dar paso a otras obras.
Arroyos. Asunción tiene una serie de cauces hídricos que se fueron entubando, cerrando y disminuyendo lo que se denomina la sección hidráulica, indicó el profesional.
“Los cauces que antes estaban a cielo abierto, con vegetación en los bordes, con cierta superficie de tierra a ambas márgenes se fueron cerrando, eliminando y construyendo hasta el límite. Entonces, cuando llueve, eso enseguida rebosa e inunda las áreas circundantes”.
El arquitecto expuso la necesidad de rescatar los cauces hídricos atendiendo la capacidad de evacuación de agua que tienen los arroyos.
El ex concejal cuestionó que desde hace más 20 años ya se destinaba presupuesto en programas de recuperación de cuencas de arroyos y obras de desagüe pluvial, como en la zona de Molas López, pero que en la práctica no se ve, o se realizaron obras de mala calidad.