Clarisa Enciso
@Encisoclarisa
“Solo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos”, dice una de las frases más famosas del libro El Principito, escrito por el aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry y publicado en el año 1943.
Hoy, gracias al artista Fernando Amberé Feliciángeli, lo esencial hoy se hizo visible a los ojos, luego de la presentación el pasado viernes de su última obra denominada El primer dibujo, ubicado en el muelle de San Bernardino e inspirado en la famosa ilustración del cuento El Principito de la boa y el elefante.
La instalación de esta imponente y creativa escultura fue impulsada por Pro Sanber y la agencia de publicidad Oniria, y está abierta para el disfrute de todo público con el objetivo de que el espectador descubra algo que por muchos años fue invisible a sus ojos.
“Se habilita esta instalación para contar la historia de la relación que hay con el dibujo de El Principito, el primer dibujo de la boa y el elefante con el cerro Patiño, que se ve desde San Bernardino. Es el cerro que inspiró a Antoine de Saint-Exupéry a hacer ese dibujo”, manifestó Amberé Feliciángeli.
El multifacético artista dijo que la instalación esté puesta de tal manera que el dibujo se superpone con el cerro Patiño, dando una experiencia visual al ojo del espectador. Recordó que el lema de este proyecto es “Cuando la esencia se hace visible”, haciendo alusión a la famosa frase de El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”. “La idea principal era visibilizar la historia. Contar cómo un paisaje cotidiano inspiró a una de las historias más famosas de todos los tiempos como lo es El Principito, el cual cuenta muchas cosas de nosotros”, aseguró.
Visible a los ojos. Esta es una obra que pretende descubrir algo que por mucho tiempo fue invisible a los ojos de casi todos, es decir, la historia que vincula a San Bernardino con el autor de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry.
La obra dibuja sobre el horizonte del lago Ypacaraí el contorno de la famosa ilustración de la boa y el elefante, la más famosa del libro. Un contorno que, visto desde el muelle, encaja a la perfección con la silueta del cerro Patiño, alzándose en la otra orilla del lago.
La historia detrás del mito. Según la historia, el autor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry visitó nuestro país en 1929, buscando reunirse con las autoridades paraguayas para establecer una conexión entre las rutas comerciales de la Compañía General Aéropostal.
Pero su parada en San Bernardino estuvo motivada por otra razón. Después de aterrizar sobre el mismo lago Ypacaraí con su biplano T25 con flotadores, Antoine se dirigió al Hotel del Lago, donde residía Hilda Ingenohl, con la que le unía algo más que una simple amistad.
Con Hilda, Antoine conoció el pueblo de San Bernardino, su gente y nuestra cultura. Según cuentan, un paseo por la orilla del lago junto a su amiga fue la fuente de su inspiración para, años después, dibujar la primera y más reconocida ilustración de su gran obra.