Richart González
GUAIRÁ
El monseñor Adalberto Martínez Flores, director pastoral de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, asumió ayer como obispo de la Diócesis de Villarrica y Caazapá. El mismo fue nombrado por el papa Francisco hace unos tres meses. El acto religioso fue presidido por el arzobispo metropolitano Edmundo Valenzuela.
El nuevo obispo señaló que su prioridad será fortalecer la pastoral juvenil y unir las familias e indicó que los mismos tienen mucho que ver con el comportamiento de la sociedad. Reconoció que la lucha contra los abusos hacia los niños “es un compromiso que desde hace tiempo hemos emprendido desde la Conferencia Episcopal Paraguaya”.
“Nos duelen y avergüenzan los escándalos de abusos sexuales cometidos dentro del seno de la Iglesia. No es suficiente solamente pedir perdón para reparar el daño causado a las víctimas de abusos. Hay terribles heridas que no sanan”, señaló.
Mencionó que el papa Francisco les ha pedido a los religiosos compromiso para garantizar la protección de menores y adultos en situación de vulnerabilidad.
Después de un año aproximadamente, la Diócesis de Villarrica vuelve a tener un obispo; en ese sentido, la ceremonia de asunción se llevó a cabo en la Catedral Espíritu Santo de la ciudad.
Martínez se desempeñaba como obispo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional desde 2012; sin embargo, no se desvinculará completamente, puesto que será el administrador apostólico.
Entre el 2000 y el 2006 estuvo como encargado de San Lorenzo, entre el 2007 y el 2011 encabezó la Diócesis San Pedro Apóstol, en el Departamento de San Pedro.
A pesar de la lluvia, jóvenes de varios distritos del Guairá dieron la bienvenida al nuevo obispo, antes del inicio de la misa en la que se oficializó su designación.
El nuevo obispo, durante su discurso, recordó a Chiquitunga y al fray Juan Bernardo, quienes dejaron huellas muy fuertes en la zona por sus servicios altruistas. Demostró su alegría por la beatificación de la carmelita.