20 abr. 2024

Entelequias y realidades

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Manifestación ciudadana. Foto archivo ÚH

Foto archivo ÚH

La ebullición de intereses contrapuestos viene experimentando idas y venidas en el tablero geopolítico regional, mediante las mentadas ideologías y la dicotomía derecha-izquierda, principalmente. Paraguay también está en ese tren: en las redes se intensificaron últimamente tiroteos e improperios, antes que algún debate serio, para encontrar soluciones a la problemática del país.

El simplismo en la percepción e interpretación lleva a encasillar rápidamente pensamientos y acciones de quienes están “en la vereda de enfrente”, toda vez que no congenien con la línea propia. Así, el reclamo de sectores postergados merece siempre la tipificación de “zurdaje desestabilizador, satélite de intereses foráneos”, etc.

En contrapartida, el deseo de trabajar y que se respete la propiedad privada, inversiones y libertad económica, hacen reaccionar en contra a los grupos llamados progresistas que solo ven corporatismo y asiento de una derecha recalcitrante.

La región viene experimentando movimientos de masa que han salido a las calles a reclamar el fracaso de las políticas económicas, sostenidas por partidos que siguen con lineamientos del siglo pasado, anquilosados, fuera de contexto y que dejaron de atender los intereses de las mayorías.

Así, las manifestaciones públicas de descontentos en Ecuador y luego en Chile, ya en 2019 y antes de la incursión pandémica, daban cuenta de la generación de nuevos vientos en la queja ciudadana, que desnudaban fallas estructurales y coyunturales en la praxis política, y anhelaban respuestas inmediatas a tanta postergación.

En otros países, similares expresiones ciudadanas también ponían en el tapete la mala distribución de la riqueza, ya que la crisis regional que se viene arrastrando tiene asentada una de sus patas en el fin del boom de los comoditis, que sostuvo durante una década a gobiernos con ingresos fenomenales en sus arcas públicas.

Todo eso se vino a pique y se hizo patente la imposibilidad de seguir sosteniendo un aparato estatal que antes accedía más fácilmente a las divisas y podía mantener incluso a funcionarios y electorado cautivo. El réquiem para los altos precios de las materias primas perpetró el desajuste, entre otros factores, como para que se reconformara el tablero geopolítico de América del Sur.

Al sector de dirigentes alineados al llamado Socialismo del Siglo XXI le siguió la emergencia de líderes arropados con el manto de la derecha liberal, fustigadores de las medidas populistas. Estas últimas habían recorrido la región y acercaban a algunos gobiernos hacia las orientaciones contrarias a la doctrina norteamericana y el libre mercado.

En medio de las crispaciones, apareció el Covid-19 y dio un tono muy particular al juego de intereses, ya que el confinamiento influyó mucho para que no continuaran las expresiones públicas masivas, mientras los gobiernos intentaban mantener el equilibrio fiscal ante las necesidades urgentes. Pocos lo lograron: lo que se generó fue más deuda pública para atender el descalabro sanitario.

Últimamente, la asunción de Pedro Castillo en Perú avivó el fuego de enfrentamiento derecha/izquierda, con agoreros que ya le dan certificado de defunción a su mandato.

Y como la geopolítica continuó en pandemia, también la lucha ciclópea de los de arriba (EEUU/China, principalmente) se plasma hasta en la provisión de vacunas para frenar las escaladas de contagio y muerte. Entonces, hasta una cuestión de salvataje sanitario es manejada desde los fuertes intereses ideológicos muy extremos.

¿Cómo decantará esta danza de posturas contrapuestas, muchas veces infértil? La mejor manera de acercar las posiciones y construir dialéctica es analizar profundamente los hechos y hacer autocrítica, cuando corresponde, sin repetir como loritos un discurso vacío, sobre todo cuando se visualizan en el horizonte solo fantasmas o entelequias en vez de realidades elocuentes.

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