Un ambiente natural, con una ornamentación rústica, caracterizó a la boda de Liz Rivarola y Miguel Oribe, a orillas de un arroyo y en medio de una inmensa vegetación. El oficio religioso se desarrolló en la capilla San Lorenzo y la recepción en el rancho Don Benicio, en el barrio Hogar y Selva, del distrito de San Rafael del Paraná, Itapúa. Los mobiliarios, los platos y mangos de los cubiertos, totalmente de madera, fueron fabricados exclusivamente para la boda por los novios, utilizando árboles del mismo rancho. El almuerzo consistió en asado a la estaca de vaca, cerdo y oveja. La música estuvo a cargo de Los Garcetes y como invitado especial actuó Francisco Russo. Las fotografías fueron tomadas por Jorge Colmán.

La pareja con sus padrinos, Dionicio Morínigo y Alicia Lezcano.