(…) Es muy posible que Marta, ante la urgencia y el aumento del trabajo doméstico, prestara mayor atención y estuviera más preocupada de sus quehaceres que del Señor mismo. Además, parece como si María, sentada a los pies de Jesús, le quitara la paz (…).
(…) El acontecer diario, la intensidad del trabajo, el cansancio, las relaciones con los demás son circunstancias que se presentan para ejercitar no solo las virtudes humanas, sino también las sobrenaturales. A Jesús le tenemos muy cerca de nosotros, como Marta. Nos acompaña en el hogar, en la oficina, en el laboratorio, cuando vamos por la calle. No dejemos de referir a él todo lo que sucede a lo largo de la jornada. Porque entonces, metidos de lleno en los diferentes quehaceres que nos ocupan durante todo el día, sabremos decir, con palabras de un Salmo que hoy se reza en la Liturgia de las Horas: ¡Cuánto amo tu voluntad!: todo el día la estoy meditando; tu mandato me hace más sabio que mis enemigos, siempre me acompaña; soy más docto que todos mis maestros porque medito tus preceptos (…).
El papa Francisco, a propósito de la lectura de hoy, dijo: “No te rindas, persevera. El Señor siempre habla al corazón que está abierto. El Señor está lleno de dones para darnos. Solo pide una cosa: que nuestro corazón se abra. Cuando decimos ‘Padre nuestro’ y rezamos, abrimos el corazón para que esta gratuidad venga…”.
“Sé que este año vuestro itinerario de formación se centra en el tema del encuentro entre Jesús y las dos hermanas Marta y María de Betania, como lo narra el evangelista Lucas. A partir de este episodio, vosotros y los demás jóvenes de todas las diócesis italianas estáis redescubriendo la llamada a ser amigos de Jesús, a conocerlo cada vez mejor y a encontrarlo todos los días en la oración, para ser misioneros suyos”.
“Se trata de transmitir un hermoso anuncio, un mensaje de salvación a vuestros coetáneos y también a los adultos. ¿Y cuál es este mensaje? Que todos somos amados por el Señor: esta es la verdadera y grande, buena noticia que Dios ha dado al mundo con la venida de su Hijo Jesús entre nosotros. Todos nosotros somos amados por el Señor. ¡Nos ama! Todo juntos y uno por uno. ¡Qué hermoso es!”.