La estación ya ha sido frecuentada alguna vez por los papas, como en octubre de 1964, cuando el pontífice Juan XXIII fue a Loreto y Asís y utilizó por primera vez un tren de la red de ferrocarriles del Estado vaticano.
Sin embargo, esta será la primera en la historia en la que abrirá sus puertas para ofrecer “un servicio regular, no de transporte local, pero sí turístico”, explicó el director de la Fundación de las Líneas Ferroviarias Italianas, Luigi Cantamessa.
La presentación del recorrido tuvo lugar hoy en un tren a vapor, en el que se pudo oler a carbón y escuchar los pitidos de la locomotora, pero este no será el medio de transporte en el que viajarán aquellos que decidan subirse a este tren, sino que realizarán el viaje en un tren moderno y eléctrico.
“Hoy se puede llegar a la villa más exclusiva del mundo con el medio de transporte más democrático y popular del planeta: el tren”, celebró el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci.
El trayecto, que se abre mañana al público, se realizará todos los sábados hasta diciembre y acogerá a un grupo aproximado de 500 personas.
“Creo que es un símbolo de la época. Era necesario un papa del fin del mundo para hacerle un regalo así de bonito a su pueblo, un pueblo formado por los ciudadanos de Roma, por los peregrinos, turistas, por la gente de cualquier religión y procedencia”, declaró emocionado Paolucci.
Los visitantes podrán acceder al tren desde los Museos Vaticanos y bajarse en la estación de Albano Laziale, desde donde podrán alcanzar las Villas Pontificias, lugar en el que han veraneado desde hace siglos los papas en verano.
Pontífices como Urbano VIII, Alejandro VII, Inocencio XII y más recientemente el santo Juan Pablo II y el papa emérito Benedicto XVI han hecho uso de esta residencia estival.
No así el papa Francisco, que ha preferido, hasta ahora, permanecer en el Vaticano trabajando y no veranear en Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros de Roma.
El pasado año, se abrieron al público -y a petición de Francisco- los inmensos jardines de estas villas, pero hasta ahora el Palacio Apostólico había sido considerado inaccesible.
“Ha sido él (el papa Francisco) el que ha querido abrir una villa rigurosamente inaccesible y cerrada durante siglos”, afirmó Paolucci.
Gracias a ello, los fieles católicos podrán ahora conocer los pasillos del palacio vaticano que han recorrido los papas en verano y también ver el balcón donde han rezado durante años el Ángelus dominical.
Además, desde mañana el espacio que ha estado tradicionalmente dedicado al Observatorio Vaticano acogerá una nueva zona, la Galería de retratos de los pontífices.
Los turistas no podrán recorrer todo el Palacio Apostólico, sino que solo tendrán permitido descubrir siete salas en las podrán, por ejemplo, disfrutar desde un amplio balcón del lago Albano que se extiende a los pies de Castel Gandolfo o ponerle rostro a los últimos pontífices de la iglesia católica.
“Atravesar la galería es una manera de conocer la historia del papado de los últimos quinientos años más allá de la ideología y con todas sus particularidades”, aseguró el comisario de la exposición, Sandro Barbagallo.
“En la galería están representados 51 papas, desde Julio II hasta el felizmente reinante Francisco”, agregó.
Por el momento, solo será posible disfrutar de esta oportunidad los sábados, aunque los organizadores no descartan ampliar el servicio en ocasión del Año Santo extraordinario, que se celebrara en Roma a partir del 8 de diciembre.
“Un tren normal estará a disposición de quien quiera subir. Yo espero que lo que ahora es un viaje solo para los sábados, pueda multiplicarse, al menos durante el Jubileo (de la Misericordia), y realizarse también otros días de la semana”, afirmó Paolucci.
Por Paola Bruni