Sarubbi remarcó que solo con el tiempo se puede determinar si es posible una construcción de inmuebles y otras cosas en el predio rellenado.
“Si la compactación no es la correcta y al poco tiempo se inicia una construcción en el sitio, todo se puede caer”, comentó. Agregó que antes debe hacerse un estudio del suelo y, posiblemente, volver a rellenar el terreno para comenzar una obra.
Indicó que la compactación por capas disminuye el riesgo de un futuro desmoronamiento de la tierra rellenada.
“Aún así es difícil saber cuánto tiempo debe esperarse para que la tierra quede firme y se pueda construir un emprendimiento luego del relleno”, comentó el experto.
Explicó además que el ensayo de proctor es el estudio que debe realizarse para saber con qué densidad debe compactarse el suelo. “En una ruta por ejemplo, el nivel de densidad de compactación llega a un 99 o 100%”, agregó. Un terreno natural, sin excavaciones, posee una densidad de tierra de por lo menos un 87%.
En Capiatá, recién hoy se realizará la compactación de la tierra rellenada, ya que ni siquiera alcanzó con lo que se extrajo del sitio y los obreros deben buscar más tierra.