La investigación, realizada mediante encuestas presenciales a más de 500 trabajadores, destaca que, si bien endeudarse no es en sí negativo –ya que el crédito bien utilizado puede servir como una herramienta de progreso–, el verdadero problema surge cuando los préstamos provienen de fuentes no reguladas y con prácticas abusivas.
“Un 34% de los encuestados dijo tener un prestamista que les lleva el dinero hasta su casa con una simple llamada telefónica. No hacen fila, no llenan formularios. Lo ven como una ‘persona buena’ por la facilidad, pero eso en realidad refleja un sistema usurario”, señaló López Arce.
El informe también menciona a la empresa Vanessa, señalada como la segunda con más denuncias vinculadas a la llamada “mafia de los pagarés”. Esta entidad no está supervisada por el Banco Central del Paraguay (BCP) ni opera como una institución financiera formal.
“El prestamista deja de ser ‘bueno’ cuando el deudor entra en mora. Es ahí donde comienzan las amenazas, agresiones y hasta cobros múltiples”, advirtió el analista, quien instó a la población a evitar estos mecanismos ilegales y recurrir únicamente a instituciones financieras supervisadas por el BCP.
López Arce también reportó un caso preocupante en la zona de Remanso, donde pescadores relataron que ya no se aceptan pagarés como garantía de préstamo: Ahora se exigen hipotecas, pese a que muchos no poseen propiedades.
“No hay que demonizar al pagaré. Sería como culpar al cheque por un fraude o a la pistola por un homicidio. El problema no es el instrumento, sino el mal uso que hacen de él”, concluyó.