19 ago. 2025

El Pato Donald y nuestra política

Por Moneco López |

El 8 de junio pasado, el célebre Pato Donald cumplió 75 años de iracunda existencia. Donald fue el segundo personaje creado por Walter Elías Disney, luego del Ratón Mickey. Y tuvo la peculiaridad de haber sido diseñado siguiendo los perfiles que dieron su voz, creada a contrarreloj por Clarence Nash, un actor que no alcanzó la fama pero sí el dinero poniéndole la voz al temperamental pato en 120 películas a lo largo de 51 años. Los dibujantes de Disney crearon a un pato de aspecto agradable pero de pésimo genio, con la cola al aire y el busto cubierto con una chaqueta marinera, salvo cuando debía meterse al agua. Entonces usaba unos shorts abajo y nada arriba. ¿Por qué el mal genio? Porque así le salió la voz a Clarence Nash. Al menos, la voz que le agradó a Walt Disney.

A esta altura, usted se preguntará dónde está la conexión de Donald con nuestra política. Téngame paciencia, porque la explicación puede ser intrincada en demasía. Cuando el doctor Argaña dijo que con la candidatura colorada, hasta "Ñakyrã Pire o el Pato Donald” ganarían las elecciones presidenciales, quien se instaló en la memoria colectiva fue Donald, porque al otro lo conocen muy pocos, si es que existe o existió.

No se apresure, no es esta toda la conexión. El Pato Donald habla siempre enojado, y nadie entiende lo que dice, salvo unos pocos miembros de su entorno inmediato. ¿No se le parecen en eso algunas de nuestras figuras públicas más connotadas? Donald, en 75 años, no tuvo hijos conocidos oficialmente. Sólo sobrinos. En esto el parecido es selectivo. Pero hay un caso paraguayo de reconocimiento forzado de un hijo. Tal vez Donald tuvo por ahí un huevo no reconocido, vaya uno a saber.

Donald nunca se postuló a ningún cargo electivo, dirá usted. Y es cierto. Pero vive cerca, y a veces a expensas, del poder de su hiperrecontrasuperarchitrillonario tío Rico Mc Pato. Mantiene un prolongado noviazgo con Daisy, sin haberse doblegado al deber de llevarla al altar o al Registro Civil. Y vive con sus tres sobrinos. ¿Sobrinos, nada más? Hum... ¿Cuántas promesas incumplidas de casamiento pueden hacerse en, pongamos, 60 años? Porque Daisy, nacida Donna, tiene también su carácter. Ahí tiene usted una conexión con nuestros prometedores políticos. En lo de las promesas incumplidas, digo.

Donald mantiene una relación calificable de cercana con unos terribles bandidos, agrupados en una banda fraternal llamada, según los tiempos, “Chicos Malos” o “Los Hermanos Ganzúa” . Nosotros no tenemos un solo político de importancia que no tenga sus lazos (comprobados o sospechados) con badulaques de gran porte. Algún purista me saldrá con que el Pato Donald ha ayudado a su tío Rico Mc Pato a frustrar cientos de veces los feroces intentos de robo de los bandidos citados. Pero no hay que dejar de lado que los bandidos siempre tuvieron el dato preciso para burlar los controles de acceso a la inmensa caja fuerte del ricachón. ¿Y quien otro que Donald estaba en condiciones de proporcionar esas informaciones, eh? Ponerse del lado ganador, posando de bueno, es muy propio de los políticos paraguayos. Ahí tiene otro parecido.

El famoso pato tuvo una barra de amigos internacionales, algún tiempo atrás. El gallo Pancho, mexicano, José Carioca, el loro brasileño, y algunos más que no recuerdo ni figuran en internet. A todos les sacó ventajas y repercusión artística, cuanto menos. En eso, no se parece a nuestros políticos. Pero no hay que olvidar que Donald, pato y todo, es norteamericano.