Francisco viajó este domingo a Bari, en la región italiana de Apulia, para participar en el encuentro El Mediterráneo, frontera de la paz en el que participan 58 obispos llegados de todas los países de la región.
“A mí me da miedo cuando escucho los discursos de algunos líderes de las nuevas formas de populismo. Me parece volver a oír los discursos que sembraban miedo y odio en la década de los años 30 del pasado siglo”, dijo Francisco en su alocución en la basílica de San Nicolás ante los obispos y patriarcas que han participado en estas jornadas.
A propósito del encuentro Mediterráneo, frontera de la paz, el Papa argentino recordó que “el área del Mediterráneo está amenazada por muchos focos de inestabilidad y guerra, tanto en Oriente Medio como en varios Estados del norte de África, y también entre diferentes grupos étnicos o grupos religiosos y confesionales”.
“Tampoco podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por lo tanto, amenazantes de nuevas crisis”, agregó.
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Denunció de nuevo que la guerra “destina los recursos a la compra de armas y la fuerza militar, desviándolos de las funciones vitales de una sociedad, como el apoyo a las familias, a la salud y a la educación”.
“En otras palabras, es una verdadera locura, porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas”, agregó.
También mencionó que entre quienes más sufren en el área del Mediterráneo están los que huyen de la guerra o dejan su tierra en busca de una vida humana digna, y predijo que este fenómeno, con su dinámica histórica, marcará profundamente la región mediterránea, por lo que los Estados y las comunidades religiosas no pueden encontrarse desprevenidos.
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Ante ello, el Papa exhortó a no aceptar nunca “que quien busca la esperanza cruzando el mar muera sin recibir ayuda, o que quien viene de lejos sea víctima de explotación sexual, sea explotado o reclutado por las mafias”.
“Por supuesto, la hospitalidad y la integración digna son etapas de un proceso difícil; sin embargo, es impensable poder enfrentarlo levantando muros”, señaló.
Francisco, en esta visita a Bari, también celebrará una misa ante cerca de 50.000 personas en la avenida Vittorio Emanuele.